Nissan quiere atrapar a los nativos digitales

GUADALAJARA, JALISCO (11/ENE/2014).- Los que recuerden el Datsun 510, van percibir de dónde llega la inspiración para hacer el más reciente concepto de Nissan.

En el mundo moderno, todo es diseño. Pero eso no significa necesariamente que todo sea novedad. La obsesión por mostrar influencias del pasado reciente ha impactado prácticamente todas las áreas creativas de nuestra época en el fenómeno denominado vintage o retro: una inspiración reciclada que se nutre de la nostalgia.

Tras su presentación en el Tokyo Motor Show de 2013, el auto concepto Nissan IDx Freeflow reveló su rostro como un carro casual con reminiscencias al clásico Datsun 510, un vehículo producido de 1968 a 1974, apodado en ese entonces “el BMW de los pobres”. Lo curioso es que el modelo fue creado a través de una consulta con adolescentes que ni siquiera habían nacido en ese tiempo.

Evidentemente, el ejercicio se realizó con un mercado definido: los nativos digitales. El proceso de creación de este modelo y del IDx Nismo, el hermano deportivo del Freeflow, involucró la participación de 100 jóvenes nacidos después de 1990. Sus observaciones, deseos y comentarios se materializaron finalmente en el diseño de ambos autos.

Para enfatizar la importancia de las perspectivas juveniles, el nombre del carro esconde algunas pistas: “ID”, por ejemplo, es un acrónimo de “identidad”, enfatizando la importancia de la personalización que hacen los individuos con sus carros. La “x”, en cambio, es la variable que representa el valor distinguible de cada auto.

Tres volúmenes y personalización

Y después de ese detallado proceso de marketing que involucra al consumidor desde la concepción del producto, el resultado fue un sedán compacto de diseño simplista, sin florituras… y sin nuevas ideas en funcionalidad. La composición es básica: motor, pasajeros y cajuela. Lo más relevante que aportaron los consultados se limita a las características estéticas con tufo a un modelo de 40 años de antigüedad.

Pero Nissan no tiene la culpa de la falta de imaginación de sus futuros clientes. La apuesta de la compañía, más que el carro en sí, es que el proceso de creación pueda ser utilizado como una nueva estrategia de mercadotecnia. De esta manera los consumidores podrán tener un modelo personalizado a su alcance con opciones distintas para faros, paneles y otros detalles cosméticos.

"La manera en la que la gente compra carros está cambiando. Ya no es suficiente una combinación de colores y rines. En una sociedad donde se compran carros como un reflejo de la identidad del conductor, la manera de diseñar los futuros modelos experimentará una revolución", expresaron a través de un comunicado sobre una nueva aplicación tridimensional para diseñar un auto propio que se instaló en el Tokyo Motor Show.

Uno de los puntos a favor del Nissan IDx Freeflow es que es un espacioso coche para cuatro pasajeros, con la idea de que se parezca a una sala donde los usuarios puedan relajarse. Su interior es divertido, con terminados metálicos, asientos de mezclilla, un display en el tablero, una consola central y el contraste con un gran reloj analógico.

El auto, en realidad, es relativamente pequeño: 4.1 metros de largo, 1.7 de ancho y 1.3 de altura. Tiene llantas cromadas de 18 pulgadas y un color amarillo crema exterior.

Por el momento no se han anunciado planes para sacarlo al mercado. La única característica —además del ejercicio de creación— que tal vez trascienda este experimento, es el motor de combustible de 1.2 a 1.5 litros, con transmisión variable continúa. Pero queda claro que el auto que piensan para mañana, incluso cuando es sometido al filtro de los jóvenes, busca inspiración en la historia.