Lo que los libros me cuentan

La adrenalina provocada por los libros se me accionó al poner un pie en la FIL (Feria Internacional del Libro).

La multitud me arrastra… Recorro los pasillos casi sin detenerme, luego hago pausas cada vez más largas.

Traigo en mente mis compras, de seguro un ejemplar del autor premiado que la Feria me da a conocer año con año.

De seguro me llevaré dos o tres tesoros, hasta donde mi bolsillo me lo permita.

Embelesada continúo, el olor de los libros me enajena… De súbito me envuelve un maremagno de periodistas enloquecidos, persiguiendo de seguro a un premio Nobel, un premio Príncipe de Asturias, o al autor galardonado de este año… Intento ponerme a salvo… Me siento lanzada por el aire, cayendo sobre una torre de libros, vuelan a mi alrededor mariposas amarillas…

“Se han soltado los vientos madre, y es bueno que me fueras dando para comprar un papalote…”

“Tengo la boca llena de tierra”, balbucea Susana San Juan.

“Eugenia ¿qué ha hecho usted de su oro…?”

Veo con horror a Ana Karenina arrojarse a las ruedas del tren…

Doña Perfecta dispara unas palabras…

“Sucede que me canso de ser hombre”, dice Neruda.

Los amorosos encuentran alacranes bajo las sábanas…

Sujetan mi mano con fiereza, me suelto llena de pánico gritando: “¡Diles que no me maten…!”

Me jalan ahora con más fuerza, salgo del torbellino de libros, se trata del encargado de la editorial entre enojado y confuso, contagiado de mi propia perplejidad...

SILVIA O. GONZÁLEZ