Jueves, 12 de Junio 2025
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Indocumentados jaliscienses en EU: el sueño de una reforma migratoria

“Esperamos que ahora sí”

Por: EL INFORMADOR

La historia suena familiar. Hace nueve años, Hugo se propuso trabajar arduamente en Estados Unidos con el fin de ganar dinero y ahorrar lo suficiente para regresar a Autlán de Navarro, su tierra natal, y comenzar de nuevo con un negocio propio. A decir de él, las circunstancias económicas en su lugar de origen eran adversas: “Apenas terminé la secundaria y me puse a trabajar en un taller de laminado y pintura de tiempo completo, porque de otra forma no podía apoyar a mi mamá con los gastos (…) Ganaba 600 pesos semanales y yo soñaba con mucho, así que seguí los pasos de mis dos hermanos mayores…” rumbo al vecino país del norte. Lo que siguió es una crónica que para bien o para mal, ya se antoja cotidiana. Primero intentó cruzar la frontera por el río y luego por el desierto, ésta última fue exitosa. En ambos, cuenta, pasó arrestos y humillación “no sólo de ‘la migra’, también de algunos paisanos”. Hugo entró al “país de las oportunidades” en febrero de 2000, a los 19 años de edad. “Hacía mucho frío”, recuerda.

Tardó tiempo en tornarse cálido el ambiente. Aunque sus familiares estaban ya instalados desde 1984 en Los Ángeles y Fresno, ambas ciudades en California, encontrar empleo y acostumbrarse a la nueva vida le tomó un año y medio. Casi nueve después, el objetivo de aquel chico de Autlán fue cambiando: “Eché raíces en este país, ahora gano bien y hablo más inglés. Trabajo, me esfuerzo, contribuyo…  ya adopté este país como mío (…) y sí, he ahorrado mis dólares, pero la verdad es que no es tan fácil como uno cree, más ahora con la crisis (…) De regresarme, ahorita no; me voy a casar en mayo (con una mexicana también indocumentada), voy a tener hijos y ellos serán estadounidenses, por todo eso los ‘papeles’ son muy necesarios, porque así como estoy ahorita, de ilegal pues, por más que compre cosas en realidad no son mías. Porque si me agarran en una redada y me ‘echan pa’tras’ nadie me va a regresar mis cosas  (…) Con el presidente Obama dicen que todo mejorará y que habrá una nueva amnistía”.

Esta esperanza está generalizada en las personas más próximas a Hugo, y ellos aseguran que en la mayoría de los latinos. Y aunque hay algunos escépticos, son más los que se ven confiados en que habrá cambios sustanciales en las políticas migratorias, por ejemplo, que los indocumentados puedan obtener licencias para conducir. Sin embargo, hay más confusión que certeza. La mayoría de los medios de comunicación dirigidos a la comunidad latina en Estados Unidos dedican espacio al análisis de una posible reforma migratoria integral que podría incluir algún tipo de legalización masiva para indocumentados, así como el aumento del número de visas para inmigrantes que ingresen a trabajar legalmente a dicho país. Pero otros, simplemente insisten en que a raíz de la recesión por la que atraviesa “el país de las barras y las estrellas”, el tema migratorio no es prioridad. Por lo que Tania, cuñada de Hugo, pone más que su ímpetu inquebrantable: “Esperamos que ahora sí. Casi todos los que conozco acá estamos muy entusiasmados, yo hasta le prendí una veladora a San Martín de Porres, que también es negrito”.

Ya como contendiente para la candidatura presidencial por el partido Demócrata, Obama reafirmó su compromiso con la reforma inmigratoria integral y la ligó al tema de seguridad fronteriza. En un discurso durante una reunión de la Asociación Nacional de Funcionarios Electos Latinos (NALEO por su nombre en inglés) dijo lo siguiente, en junio de 2008: “Necesitamos una reforma migratoria que asegure nuestras fronteras y que castigue a los patrones que explotan a la fuerza laboral inmigrante; una reforma que finalmente saque de las sombras a los 12 millones de personas que están aquí ilegalmente y les requiera (sic) que tomen medidas para convertirse en ciudadanos legales. Esa es una prioridad que perseguiré desde mi primer día (como presidente)” (On the Issues, 2008c). Esas, entre otras aseveraciones, no las han olvidado Hugo, familia y compatriotas.

El 5 de noviembre, cuando era inminente el triunfo de Barack Obama sobre el también candidato a la presidencia de Estados Unidos, John McCain, a Hugo “se le salió el corazón”. Se encontraba en casa con algunos amigos y familiares, siguiendo el proceso por televisión. Cuentan que sus reacciones fueron como si le hubiera ganado la selección mexicana a Brasil en un mundial.

“Yo al menos sentí una esperanza por muchos de mis amigos que no tienen papeles y viven conmigo en Bakersfield (un pueblo agricultor cercano a Los Ángeles, caracterizado por su numerosa población de jaliscienses y michoacanos). Todos creemos que serán mejores años comparados con los que pasamos con (George W.) Bush. Cuando él gobernó fueron separadas muchas familias por las deportaciones y yo conozco a dos”, afirma Margarita Santos, residente de origen jalisciense de 55 años de edad, una de las tres millones de personas que se beneficiaron con la amnistía del año 1986, la última realizada en forma masiva hasta la fecha en EU y que aún tiene cientos de miles de casos en proceso.

Hugo y sus amigos del taller mecánico donde labora en Fresno discuten constantemente este punto a la hora del “lonche”. Cuentan que “la añorada amnistía, la crisis financiera, los tres mexicanos en el gabinete de Obama, el origen keniano del presidente electo y su tía indocumentada, son los puntos que más discutimos”. Un día antes de Navidad, debatieron sobre la palabra “ilegal” y concluyeron que con lo que han leído y escuchado, no pueden considerarse así: “Hemos entrado ilegalmente a este país, sí, pero no somos ilegales porque no hay seres humanos ilegales”. Con esa entereza se disponen a esperar lo mejor. Hay muchos proyectos por concluir: comprar una casa, enviar dinero a los que están en México, asistir a la boda de Hugo… pero antes, serán testigos el próximo 20 de enero, en una breve ceremonia en la Casa Blanca, del juramento que el nuevo presidente estadounidense hará sobre la Biblia. Y un nuevo capítulo en la historia iniciará frente a millones de ojos expectantes que, como el mismo Obama declaró, aguardarán impacientes para salir de las sombras.

*Con información de Agencias.

La Coalición pro Derechos de Inmigrantes y Refugiados (ICIRR), que agrupa a más de 120 organizaciones, encabeza una petición que se le hizo a Obama cuando éste era candidato, la cual consiste en entregar durante los primeros 100 días de su gobierno un plan de reforma migratoria. Los organismos se dicen confiados en el cumplimiento del compromiso; sin embrago, le harán un recordatorio el 19 de enero, con distintas movilizaciones en distintos puntos de Estados Unidos. http://icirr.org/

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