Sábado, 11 de Octubre 2025
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Gruta la Catedral

El Estado de San Luis Potosí ofrece maravillas naturales al alcance de todos los visitantes

Por: EL INFORMADOR

Especial. La gruta de “La Catedral” ofrece una vista que deja sin aliento a los paseantes. EL INFORMADOR / V. García

Especial. La gruta de “La Catedral” ofrece una vista que deja sin aliento a los paseantes. EL INFORMADOR / V. García

GUADALAJARA, JALISCO (07/DIC/2014).- Al Norte del cerro Tartabanda, por donde canturrea el arroyo La Difunta, se localiza la increíble gruta llamada, “La Catedral”. Del manantial, “La Media Luna”, nos dirigimos a Rioverde (San Luis Potosí), donde nos registramos en el Hotel María Dolores, después tomamos un taxi para el centro. Caminamos por la plaza, que estaba animada por una feria de libro.

Vimos el Palacio Municipal, el primitivo edificio, es de un nivel, con altos vanos arqueados y por remate una barbicana en medio círculo con un asta, el segundo, de dos niveles y con tres balcones corridos, el central fue rematado por otra barbicana, pero con campana y cornisamento volado.

Después entramos al atrio de la parroquia, que fue convertido en, “Plazuela de los Fundadores”, donde se levantó un monumento de fray Juan Bautista de Mollinedo, quien fue autorizado en 1612, por cédula real, para fundar misiones franciscanas, y el 18 de abril de 1617, emprendió un convento en Rioverde y a partir de 1621, los hermanos adoptaron como patrona a Santa Catarina, empezando la congregación de los naturales, dándoles tierras y 200 fanegas de maíz.

Posteriormente se construyó lo que sería la parroquia, acabada por 1761. La fachada principal con una puerta en arco de medio punto sobre capiteles dóricos, enmarcada por cuatro medias columnas de igual orden, entre ellas dos nichos con santo, los nichos se repiten a la altura de la ventana coral.

Sobre la cornisa, docenas de palomas y al centro, un nicho con la santa patrona y por remate una cruz en una esfera. Del costado izquierdo se levantó el campanario, de tres cuerpos, los dos primeros de planta cuadrada y con dos vanos arqueados por cara, el tercero, de planta octagonal, con reloj en cuatro caras y de caratula redonda, por cubierta, una cúpula de ocho gajos, con linterna y cruz.

La cúpula del templo con similares características. Del costado derecho, se encuentra el curato y frente al templo hay un monumento al papa Juan Pablo.

De la plazoleta, fuimos atraídos por la panadería, “La Original”, donde adquirimos unas monjiles gordas de maíz, con queso y canela. Más tarde fuimos a cenar a, “Las Cazuelas”, degustamos un delicioso requesón y un cabrito adobado.

Al día siguiente, desayunamos en el restaurante del hotel, “La Huerta”, consistió en un rico bufet. Luego partimos con dirección a Cineguilla, donde vimos una finca añeja con una puerta de dos hojas, más adelante, una troja alta con contrafuertes y bonitas moradas de adobe, con pequeña ventana y techo con buena pendiente. Pasando San José de las Flores, el camino de tierra empezó a ascender y nos encontramos con carretas de tiro.

Encinas salpicadas de heno (los mejores árboles de navidad) anunciaron a Los Alamitos, y al arroyo La Difunta. El sendero, sombreado por el hechizante bosque, fue subiendo y bordeando al arroyo. Admiramos una cresta rocosa, cubierta por hierbas, luego se dejó ver el cautivador “Peñón Galán”, piedra caliza, erguida y soberbia, de paredes, más que verticales.

Herculano Gutiérrez nos recibió y nos guió por la fabulosa Catedral. Un puente colgante nos llevó a la entrada principal de la gruta, conformada por dos arcos, al entrar fuimos encantados por expresivas paredes y bóvedas, el coro con buen órgano, emitía el dulce canto del arroyo, el pulpito de buena talla, el altar con columnillas formadas por estalactitas y estalagmitas, candelabros por doquier. Un cura se dejó ver, era el cura independentista. Algunas estalactitas goteaban continuidad. En el crucero se manifestaba una gran cúpula, con una gran linterna, que brindaba luz y aire serrano. Nuestro asombro hacía eco, eco de dicha.
Salimos por la puerta lateral, gótica, donde se besan unas paredes y se detuvo una tortuga.

Herculano, en una ocasión, buscó jengibre y para su goce encontró una fantástica gruta, de cinco cámaras con formaciones transparentes, una con unas estalactitas y estalagmitas que figuran, un ángel, por ello se nombró, “Gruta del Ángel”.

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