Suplementos | Obdulia ve cómo el transporte público le representa más un problema que una solución Entre camiones y licenciados Obdulia 'Yuya' González es la protagonista de esta historia, quien ve cómo el transporte público le representa más un problema que una solución Por: EL INFORMADOR 12 de enero de 2014 - 03:46 hs La regla de tres dice que, cuando le va muy bien, 'Yuya' aporta 32.8 por ciento de su salario mensual al sistema de transporte público. / GUADALAJARA, JALISCO (12/ENE/2014).- Está camión, grita Obdulia “Yuya” González, con una voz delgada y potente, como la voz de las mujeres de Los Altos de Jalisco. “Nos tienen de a tiro hechos tarugos [póngale usted a tarugos la palabra altisonante de su preferencia]”, dice. “Ya los viera yo: barriendo, trapiando, haciendo lo que yo hago y ganando lo que yo gano, a ver si le subían un peso al camión”. Su reclamo, por supuesto, es para los integrantes de la Comisión de Tarifas del Transporte Público en Guadalajara, a la que ella llama, con ignorancia, uso de síntesis y desprecio absoluto “los licenciados”. La verdad uno no se imagina a los “licenciados” ni barriendo ni trapeando. La comisión está integrada por empresarios del transporte, empresarios en general, empresarios de la administración pública (secretarios de gabinete y alcaldes), y empresarios de la administración obrera (líderes sindicales). La verdad, uno no se imagina barriendo o trapeando ni el chisguete que se le corrió en el baño al más humilde de los miembros de la comisión, en teoría el representante de la Federación de Estudiantes Universitarios, la FEU. Barrer y trapear, en cambio, es lo que “Yuya” González hace seis días a la semana, en su trabajo como empleada doméstica. Por esos y otros quehaceres gana tres mil 200 mensuales, más prestaciones de ley. 106 pesos diarios. Apenas poco más de uno y medio salarios mínimos y, sin embargo, un sueldo similar al de dos tercios de los jaliscienses ocupados, que ganan, como máximo, dos mínimos al día. Pero el asunto no es ese. El asunto es que ahora, con el aumento de un peso al precio, no del transporte, sino de cada viaje en un autobús urbano, “Yuya” González se gastará casi una tercera parte de su salario mensual en los camiones de sus hijas, que han decidido estudiar para no tener ellas que barrer y trapear casas de otros. “Yuya” vive en la calle Rosales, en la colonia Lindavista de Tlaquepaque. Para ir a la escuela, en la colonia Americana, su hija mayor, Viviana, toma la ruta 611 y el Tren Ligero. Para volver, el Tren Ligero y la 611. Gasta 28 pesos diarios. Su segunda hija, Mariana, estudia en el turno vespertino de la Preparatoria 4. El 333 la lleva; la regresan el 616 y el 330 ¿Por qué la lleva uno y la regresan dos? Pregúntele a los “licenciados”. Mariana gasta 10.50 pesos diarios, porque usa transvales, cuando se los aceptan. “Porque muchos choferes son bien payasos. Te bajan si está arrugadito el trasval o si se les hace que no te pareces a la de la credencial. Me pasa bien seguidísimo. Cuando ya es muy noche tengo que pagar boleto completo”, relata la propia Mariana. Menos mal que a Fátima, la hija más pequeña de “Yuya”, le salió buena para caminar y a sus 12 años de vida camina dos veces al día las 14 panteoneras que separan a su casa de la Secundaria Federal 39, donde estudia el primer año. Y menos mal que “Yuya” trabaja en la casa de su vecina. Una vez a la semana, “Yuya” visita a sus padres, por lo menos acompañada de su hija Fátima o se hecha vueltas al Centro de Guadalajara para hacer algún mandado. Cuando le va muy muy bien —cuando todos los transvales funcionan, las dos hijas grandes no quieren salir de la colonia, no la acompañan a las visitas familiares y no tienen tareas lejanas—, la empleada doméstica gastará 262 pesos y 50 centavos en camiones: bien medidos y apartados que los tiene. La regla de tres dice que, cuando le va muy muy bien, “Yuya” le aporta 32.8 por ciento de su salario mensual al sistema de transporte público de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Aunque las cuentas son aburridas no están de más. Si el alcalde de uno de los cuatro municipios metropolitanos o el secretario de Movilidad de Jalisco gastaran la misma proporción que “Yuya” en el transporte, aflojarían de la cartera 43 mil 296 pesos al mes, por sus viajes en camiones “vomitados, apestosos y con los asientos rotos”, como los describe la protagonista de esta historia y su hija Mariana, por no hablar de algunos choferes pasados de velocidad. “Los choferes son buenos, lo que pasa es que siempre traen el horario encima, siempre les están hablando por teléfono para apurarlos”, dicen ellas, que los han observado bien. ¿Qué va a hacer “Yuya” contra el aumento? Nada, señores. “Si ya nos volvieron a hacer tarugos (póngale, usted, la otra palabra altisonante). Nos tienen bien agarrados de donde nos duele (aquí también), porque necesitamos a los camioneros. Por eso a los licenciados les vale. Por eso cada año los camioneros se ponen en huelga y los licenciados firman el aumento. Ahí está nuestro punto débil”, se queja a gritos Obdulia “Yuya” González, mientras sus ojos claros se hacen grandes y su voz de hilo. La mujer lo desconoce, pero dicen los historiadores que nos tienen bien agarrados de donde más nos duele desde hace 90 años, cuando se estrenó en Guadalajara el tranvía de tracción tirado por mulitas, que iba del Centro de Guadalajara a Tlaquepaque, donde vive “Yuya”. Ella sigue insistiendo que los “licenciados” ganan mucho, en que deberían ponerse “a barrer y trapiar, no nomás a estar dando firmas para amolarnos (póngale usted altisonante a amolarnos)”. Obdulia “Yuya” González tiene razón. Ya de perdida, los “licenciados” que firmaron el aumento al precio del transporte público ganan cuatro mil pesos al día. Los “licenciados” también están en lo cierto ¿qué tanto es un peso? Con un peso ya no se compra nada. Que se lo pregunten a “Yuya”. Temas Tapatío Transporte Público Lee También Jóvenes golpean piñata de Salinas Pliego; exigen pague sus impuestos Detienen a cuatro jóvenes armados con fusiles automáticos en Sinaloa Samuel Kishi y su cine que cruza fronteras y generaciones Un museo vivo: Experiencias y arte en el Cabañas Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones