Lunes, 21 de Octubre 2024
Suplementos | Música italiana la primera imagen que se asocia es la de la ópera

El rostro musical de Italia

La música Italiana, sin duda un arte de interés

Por: EL INFORMADOR

La vigésima segunda edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) tendrá como invitado de honor a Italia. El país mediterráneo se hará presente en la capital jalisciense con una muestra de sus más destacadas expresiones culturales y artísticas -literatura, artes escénicas, artes visuales, cinematografía y música-, a cargo de exponentes de primer nivel en cada una de estas áreas. De esta manera, en 2008, nuestra ciudad habrá contado con la presencia cultural de dos importantes países del continente europeo, toda vez que el Festival Cultural de Mayo, en su última edición, tuvo como invitado a Alemania.

Desafortunadamente, en lo referente a la música, el programa de actividades que se desarrollará dentro de la FIL del 29 de noviembre al 7 de diciembre no hace especial hincapié en el apartado formal o clásico, aunque esto, en el caso de un país tan rico como Italia, no impedirá que el público interesado en este arte encuentre presentaciones que resultarán seguramente del máximo interés.

Es irrefutable que cuando se menciona la música italiana la primera imagen que se asocia es la de la ópera. Y no es una mera casualidad ni producto como en muchos casos del desconocimiento o de los esquemas manejados por los mass-media que el impacto de las obras de grandes compositores como Giacomo Puccini, Gioacchino Rossini, Giuseppe Verdi, Pietro Mascagni, Vincenzo Bellini o Gaetano Donizetti -por mencionar sólo algunos- ha terminado por moldear el rostro que ofrece en lo musical Italia, aunque con esto queden en una suerte de segundo plano -nunca peor merecido- un sinnúmero de compositores que participaron en el desarrollo cultural del continente europeo con sus aportaciones, innovaciones y la alta calidad de sus creaciones, que forman parte de lo mejor de la música universal. Para muestra bastan unos cuantos ejemplos entre los que -dado el extenso panorama histórico-artístico italiano- se pueden incluir nombres que no suelen aparecer con tanta frecuencia en tales recuentos.

Andrea y Giovanni Gabrieli (1510-1586 y 1556-1612)

Tío y sobrino nacidos en Venecia, el primero consiguió reputación como uno de los mejores compositores de su época. En 1566 obtuvo el puesto como organista titular de la Basílica de San Marcos en su ciudad natal, uno de los cargos musicales de mayor prestigio en su tiempo y que mantuvo hasta su muerte.

Compuso principalmente música religiosa de hábil manufactura y entre sus obras profanas destacan la música con la que la República de Venecia celebraba su victoria militar sobre los turcos en Lepanto en 1571 y la música para uno de los primeros ejemplos de resurgimiento de un drama griego en el Renacimiento: Edipo Rey, de Sófocles.

La obra de Andrea Gabrieli pudo trascender sobre todo gracias al trabajo de su sobrino Giovanni Gabrieli, quien se encargó de recopilarla y editarla.

Fue asimismo un notable compositor y organista que pudo ocupar también el sitio de titular de San Marcos. Son apreciadas sus obras para órgano y para coro y orquesta en donde la acústica de la basílica le permitía experimentar con audaces combinaciones instrumentales.

Igualmente, las obras publicadas en el volumen titulado Sacrae symphoniae le dieron gran fama, sobre todo en Alemania, de donde recibió a raíz de esto a muchos alumnos, entre los que destaca Heinrich Schütz, quien a la postre sería una de las grandes figuras del barroco alemán, logrando así tener influencia en la obra de Johann Sebastian Bach.

Arcangelo Corelli (1653-1713)

Nacido en la provincia de Rávena, a este violinista y compositor se le deben grandes contribuciones en dichas áreas. A los 18 años ya conquistaba Francia y Alemania con su particular sonido, descrito como de una gran belleza. Su talento como violinista fue apreciado en toda Europa gracias a sus extensas giras, que contribuyeron a consolidar el prestigio del entonces novedoso instrumento, generando interés por su aprendizaje y preocupándose por conformar -por vez primera- los principios básicos de su técnica interpretativa.

Como compositor cultivó el trío sonata (del cual llegó a componer 48), llevó al máximo las posibilidades del concerto grosso, forma en la que por lo general prefirió anteponer un trío de cuerdas a una orquesta, dando lugar a una gran variedad de contrastes dinámicos y generando para ésta un modelo renovado que le hizo ganar en popularidad y que sirvió como modelo para los trabajos que en esta línea realizaron Haendel y Vivaldi, quien por cierto, figura entre sus alumnos a la postre más famosos y que consolidó la importancia del concierto como forma musical no sólo en Italia, sino en toda Europa.

Luigi Rodolfo Boccherini (1743-1805)

Originario de Lucca -ciudad ubicada en la parte norte de la Toscana-, comienza desde niño en el estudio del chelo. Su talento hace que su padre le envíe a Roma a continuar sus estudios y a la edad de 14 años, habiéndolos concluido, se traslada con su progenitor (que era contrabajista) a trabajar en la corte imperial austríaca de Viena, donde también sus hemanos fueron contratados como bailarines.

A los 17 años presenta su primera composición, seis tríos (para dos violines y chelo), a la que siguieron cuartetos, dúos para violines y sonatas para chelo, instrumento para en el que ya era considerado todo un virtuoso. En 1765 regresa a Lucca. Sin embargo, el poco interés que había en Italia por la música instrumental le hacen -tras la muerte de su padre- buscar suerte en París y posteriormente en Madrid, a donde llegó en 1768 y donde permanecería hasta su muerte. En la capital española se pone al servicio del infante Luis de Borbón, amante de las artes y bajo cuyo mecenazgo pudo dedicarse con gran maestría la composición, gozando de un éxito que se extendió por todo el continente.

El recuento final de su trabajo arroja 91 cuartetos, 48 tríos y 21 sonatas, amén de sus sinfonías, conciertos para chelo y quintetos, en los que incluyo muchas veces a la guitarra española. Un artista destacado que, como dice la inscripción de su tumba, “honró a Italia fuera de Italia”.

Gian Francesco Malipiero (1882-1973)

Otro hijo célebre de Venecia. Su abuelo Francesco fue un compositor dedicado a la ópera y su padre Luigi, pianista y director de orquesta. Realizó sus estudios en Viena, Venecia, Bolonia, Berlín y París. Desarrolló en su juventud una gran pasión por la música italiana del barroco y por las innovaciones de Stravinsky y de Ravel.

Sus composiciones, que incluyen música de cámara, óperas y trabajos orquestales, están basadas en la libertad de la forma, además de preponderar la expresión, al unir esto a su dominio de una amplia gama de recursos musicales -que abarcan el gregoriano y el romanticismo tardío- y el cromatismo más puro da como resultado una música de un estilo muy personal que fue capaz de ir reinventando y evolucionando. Su ciclo de 11 sinfonías constituyen sin duda su trabajo más relevante.

Más que los compositores aquí citados, puede sorprender la cantidad de artistas que faltarían por citar, nombres como Scarlatti, Monteverdi, Pasquini, Frescobaldi, Marcello, Pergolesi, Tartini, Paganini, Casella, Clementi, Respighi, Nono y muchos más que han contribuido a hacer de su país un referente musicalmente hablando.

EDUARDO CASTAÑEDA

Tapatío

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