Dos interpretaciones del lujo

GUADALAJARA, JALISCO (15/SEP/2012).- Por suerte para Ford, sólo a unos cuantos les parece raro o poco original el detalle, ya que a la mayoría le encanta. Y a nosotros también. El coche se ve distinto, atrevido, deportivo, elegante. El nuevo Fusion pone un aire nuevo al segmento, muestra a los demás que no hay motivos para ser aburrido, cuando se trata de un auto familiar.

El interior sigue la misma línea. Los materiales y terminados son muy buenos, probablemente el mejor de esta categoría entre las marcas de volumen. También el equipo de esta versión Titanium es tan completo, que es difícil encontrar uno que no esté presente: hay asientos de piel; quemacocos; GPS, Bluetooth (incluso audio Bluetooth, ¿Están oyendo, amigos de Nissan?); tres memorias para el asiento del conductor y bueno, mejor paramos porque la lista parece interminable. El espacio es también sobresaliente, incluso para cinco personas, lo que no ocurre en el Altima, donde un tercer pasajero viajará muy incómodamente.

Para los tradicionalistas, el motor de cuatro cilindros del Fusion no parece un serio contendiente ante los seis del Altima. Pero en la aceleración, la máquina turbo del Ford empató con el V6 llegando a los 100 km/h en 8.17 segundos. Y en el cuarto de milla el Ford fue más rápido, llegando a la meta en 15.8 segundos a 140.4 km/h, mientras el Altima lo hizo en 15.95, a una velocidad de 137.2 km/h. Esto muestra que, a veces, menos sí es más.

El Ford también fue mucho mejor en el frenado, deteniéndose en 41 metros desde los 100 km/h, mientras el Altima necesitó 45 metros para hacer lo mismo.

Lo mejor de todo, sin embargo, es el manejo. Hay una solidez, un aplomo en el Fusion, que el Altima simplemente no logra, pese a su evolución. El chasis del Ford nos parece mejor afinado, más firme. La caja de cambios de seis velocidades funciona con suavidad, aunque no tanto con a rapidez de un, digamos, Aston Martin.

Ambos nos parecen buenos coches. Son rápidos, amplios y están bien equipados. Pero el Fusion ni siquiera hubiera necesitado ganar en todo como le ganó al Altima para ser nuestro favorito entre estos. Bastaba con lo bien que se ve y ya habría conquistado el órgano que realmente usamos para comprar un auto: el corazón. Y si al ver el suyo alguien le comenta: “Se parece a un Aston Martin”, contéstele: “El Aston Martin, no pasa de un Fusion cupé”.

Algo más que el SYNC. El Fusion es un estuche de sorpresas en su equipamiento donde ofrece todo tipo de conectividad.

Un pequeño detalle. Todo está perfecto en su interior, pero le falta el sistema de audio Bluetooth.

Para los tradicionalistas, el motor de cuatro cilindros del Fusion no parece un serio contendiente ante los seis del Altima.