LA PALABRA DE DIOSPRIMERA LECTURA Lectura del libro de Isaías (7,10-14):“Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo”.SEGUNDA LECTURA Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (1,1-7):“Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe”.EVANGELIO Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24):“Le pondrá por nombre Emmanuel, que significa ‘Dios-con- nosotros’”.GUADALAJARA, JALISCO (18/DIC/2016).- En un portal de Belén el Verbo de Dios, que existía desde la eternidad, se encamó en María por obra del Espíritu Santo y, abandonando su condición divina, nació semejante a los hombres a quienes deberla traer la salvación. En este cuarto domingo de Adviento ya estamos a la puerta de la solemnidad: la llegada del Hijo de Dios a la humanidad y a su historia. La liturgia motiva a los creyentes a acercarse al misterio de la Encarnación, para descubrir en Jesús el cumplimiento de las esperanzas en el salvador que había de venir y vino. Jesús de Nazaret, nacido en un portal de ganado en las orillas de Belén, un pueblecillo en la región de Asia Menor llamada Judea, es, para asombro de todos, el Verbo de Dios que ya existía desde todos los siglos, desde el principio. Antes del mundo, antes del tiempo, era el Verbo desde toda la eternidad. Así como con la mirada se contempla el océano y se siente su inmensidad, aunque el océano es finito, limitado y sólo se ve una ínfima parte del mismo, querer entender la perfección infinita del Verbo es empeño inútil para la mente humana. La luz natural de la inteligencia llega a su límite, y la luz sobrenatural en la revelación, por la fe acepta, mas no pretende entrar en el misterio de Dios.La tradición de los llamados belenes o nacimientos, en los que el centro de la mirada y el objeto es el Niño envuelto en pañales en su lecho de paja, es una manera sensible de expresar la fe en el misterio. San Juan Crisóstomo -boca de oro, por su Arzobispo de Constantinopla 386-407, doctor y sabio de la Iglesia_Oriental, escribió: “Oh, Hijo unigénito y Verbo de Dios, Tú que eres inmortal te dignaste, para tomar carne de la Santa Madre de Dios y siempre Virgen María. Tu, Cristo Dios, sin sufrir cambio te hiciste hombre, y en la cruz, con tu muerte, venciste a la muerte. Tú, Uno de la Santísima Trinidad, glorificado con el Padre y con el Espíritu Santo, sálvanos”.La Navidad ha de ser no una celebración superficial y sentimental, sino una actitud abierta de recibir a Cristo que viene a salvar a los seres humanos de este siglo. La Navidad es un acontecimiento de fe, y el verdadero fruto de esta celebración está en aceptar la dimensión trascendente de la fe. Cristo viene ahora con amor, con poder, con el designio de salvar a los humanos de ahora, sumergidos en situaciones oscuras, en crisis de fe, en esfuerzos inútiles por encontrar la luz donde sólo hay tinieblas. En la cultura de la imagen, la actual, han surgido actitudes de primitivismo, de animalidad, de salvajismo y de mitos. Muchos, instalados en rutinas y superficialidades cuyo origen es la ignorancia o la comodidad, van quemando, no viviendo, horas, días y años sin rumbo, sin sentido, sin el verdadero sentido de la vida, en su condición de peregrinos hacia Dios.La Navidad ha de ser no sólo el recuerdo, la celebración del nacimiento de Cristo, sino un nuevo nacimiento del hombre. Al mirar al Hijo de Dios hecho hombre, el hombre ve la luz y brota la esperanza en un futuro distinto. El hombre no está destinado para la ruina, la destrucción y la desdicha. Si Dios ha bajado es para que el hombre suba. Esta celebración es para abrir los ojos de la fe sobre sí mismos y animarse a cambiar, a ser un hombre nuevo. El mayor regalo de la Navidad no hay que esperarlo de las manos de los hombres, sino de las manos de Cristo, que curan, que acarician como signo de perdón.José Rosario Ramírez M.¿Quieres conocer el misterio de la Navidad?Está tan desfigurada que parece casi imposible hoy ayudar a alguien a comprender el misterio que encierra la Navidad. Tal vez hay un camino, pero lo ha de recorrer cada uno. No consiste en entender grandes explicaciones teológicas sino en vivir una experiencia interior diferente.Lo primero es prepararse. Las grandes experiencias de la vida son un regalo pero, de ordinario, sólo las viven aquellos que están dispuestos a recibirlas. Para vivir la experiencia de la Navidad hay que prepararse por dentro. ¿Quieres tú conocer el misterio de la Navidad?Mateo en su evangelio nos viene a decir que Jesús, el niño que nace en Belén, es el único al que podemos llamar con toda verdad “Emmanuel”, que significa “Dios-con- nosotros”. Pero, ¿qué quiere decir esto? ¿Cómo puedes tú “saber” que Dios está contigo?Ten valor para quedarte a solas contigo mismo. Busca un lugar tranquilo y sosegado. Escúchate a ti mismo. Acércate silenciosamente a lo más íntimo de tu ser. Es fácil que experimentes una sensación tremenda: qué solo estás en la vida; qué lejos están todas esas personas que te rodean y a las que te sientes unido por el amor. Te quieren mucho, pero están fuera de ti.Sigue en silencio. Tal vez sientas una impresión extraña: tú vives porque estás enraizado en una realidad inmensa y desconocida. ¿De dónde te llega la vida? ¿Qué hay en el fondo de tu ser? Si eres capaz de “aguantar” un poco más el silencio, probablemente empieces a sentir temor y, al mismo tiempo, paz. Estás ante el misterio último de tu ser. Los creyentes lo llaman Dios.Abandónate a ese misterio con confianza. Dios te parece inmenso y lejano. Pero si te abres a Él, lo sentirás cercano. Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir. No es como las personas que te quieren desde fuera. Dios está en tu mismo ser.Según K. Rahner, “esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre”. Ya nunca estarás solo. Nadie está solo. En todos nosotros está Dios. Ahora sabes “algo” de la Navidad. Puedes celebrarla, disfrutar y felicitar.Puedes gozar con los tuyos y ser más generoso con los que sufren y viven tristes.