“Un mundo nos vigila”

El debate de si se debe imponer en México una Cédula de Identidad Ciudadana es importante, porque tenemos que definir, como sociedad, a qué le vamos a dar más valor, ¿vamos a darle mayor peso a proteger nuestra privacidad, cuidando la información personal, asegurando que poca gente tenga acceso a datos como por ejemplo nuestro nombre completo, nuestra dirección, nuestro teléfono, datos fiscales, nuestras huellas digitales, u otros rasgos biométricos como el iris del ojo?, o ¿le vamos a dar más importancia que el Gobierno tenga más herramientas para que puedan enfrentar a los criminales, además de facilitar los trámites burocráticos? Privacidad versus seguridad y eficacia burocrática.
Pero no todos aceptan la creación de esta nueva cédula. El Partido de la Revolución Democrática (PRD) cuestiona que se gasten tres mil millones de pesos en medio de la crisis.
La verdad es que, para los que se preocupan de su privacidad hay que recordarles que básicamente hoy día es difícil, si no imposible ser anónimo. Cada vez que usted entra a un portal de Internet, usa su tarjeta de crédito o usa su celular, alguien en el mundo está recabando información sobre nosotros; asusta ¿verdad?.
Grupos como México Unido Contra la Delincuencia, están a favor de la creación de cédula ciudadana. Ana Franco, presidenta de este grupo, me comentó en una entrevista que “ en este país en materia de seguridad el anonimato termina siendo sinónimo de delincuencia”.
En este momento los mexicanos nos tenemos varias identificaciones. Está la credencial de elector, la licencia de conducir, el pasaporte, la Curp, las actas de nacimiento y algunos más. La pregunta es: ¿Cómo usan los delincuentes estas identificaciones? Según Ana Franco, “se ostentan con diferentes identidades, parecen ser y se comportan como personas con una actividad lícita que no les corresponde, mutan o giran de un Estado a otro, emigran y nadie los conoce en otras comunidades y esto e un cobijo perfecto para delinquir... “. En nuestro país se han registrado casos donde violadores y secuestradores no sólo falsifican sus identificaciones, sino que queman sus dedos para no ser identificados.
Pero eso es exactamente la gran preocupación de los detractores de la creación de esta cédula ciudadana. ¿Cómo hará uso de nuestra información personal el Gobierno? Y ¿Pueden garantizar que delincuentes o personas ajenas al Gobierno no tengan acceso a nuestra información personal?.
Otra pregunta sería: ¿Desaparecería por completo nuestra privacidad? Según Stephen Baker, autor de “Los Numerati” estaremos entrando a un mundo de vigilancia extrema.
Más allá del debate si debe existir o no una cédula de identificación ciudadana, hay que reconocer la incomodidad que sentimos al saber que un Gobierno, o una persona, o una empresa extranjera tiene tanta información personal sobre nosotros. ¿Hay algo que podamos hacer?, la verdad es poco, ya que en este mundo es muy difícil ser anónimo. Apenas que tomemos la decisión de dejar de usar el Internet, dejar de usar nuestro celular, o dejar de usar nuestra tarjeta de crédito, pues básicamente nuestros datos, nuestra información personal ya está disponible a muchas, muchas personas