Jueves, 18 de Abril 2024

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Tarjeta amarilla

Por: EL INFORMADOR

Cuando esta mañana comiencen formalmente los trabajos del Grupo de los

20 (G20) en la ciudad de Washington, se encontrarán todo tipo de expectativas para un planeta menos vulnerable a las repercusiones de los capitales especulativos. Más allá de esto, será difícil que se llegue a un consenso claro y operativo.

El G20, constituido hace nueve años como un foro de consultas entre las naciones más ricas y un grupo seleccionado de países emergentes representativos de cada región del mundo, entre los que está México, tiene más una lógica de debate de ideas que de establecimiento de acuerdos formales. En estas condiciones, hablar de que se establecerá un nuevo pacto internacional financiero (Bretton Woods II, le llaman) parece inviable.
Cada una de las delegaciones acude con un listado de pendientes y propuestas. Estados Unidos, el principal causante de la crisis económica internacional, estará a la defensiva, aceptando responsabilidades pero rechazando, de tajo, cualquier modificación sustancial al sistema de mercados que ya opera. Nada por encima de un poco de supervisión, es su postura.

En el extremo opuesto se encuentran India y, sobre todo, China, las superpobladas naciones que demandan su ingreso al club de las potencias mundiales. Tres de cada siete seres humanos habitan en estas naciones.
La Unión Europea, por su parte, encabeza una iniciativa que acepta su parte de responsabilidad en la crisis, al tiempo que aboga por un sistema financiero internacional con mayores controles.

Por último, los países emergentes acuden al encuentro sin una posición unificada, con discursos emotivos y justicieros que difícilmente cautivarán a las naciones más poderosas.

Por si fuera poco, el anfitrión, George W. Bush, no sólo vive sus últimos días como mandatario del país más poderoso; también está marcado por la popularidad más baja que haya registrado el presidente de la Unión Americana desde que se hacen estas mediciones.

En estas condiciones, ¿qué se puede esperar de la reunión? Probablemente, una demostración de la pluralidad que se desarrolla en el planeta, algo que difícilmente corrija las anomalías, pero que demuestre que los efectos de malos ejecutivos de financieras llegan al resto del planeta.

En términos futboleros, será una tarjeta amarilla a un sistema financiero que no ha querido autorregularse, que en un futuro puede provocar una reacción más fuerte y concertada de las naciones. Y no es poca cosa.

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