Jueves, 09 de Octubre 2025

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Fórmulas y dosis en la fertilización

Por: EL INFORMADOR

Realmente un tema interesante a la vez que complejo en cuanto a los criterios de su interpretación; muchos factores, tienen su influencia en el concepto de la nutrición vegetal, a partir de la aplicación de fertilizantes sean estos, de origen orgánico o, mineral los cuales, nos sirven en la exposición presente, que hacemos para nuestros amigos agricultores en esta siempre amable página dominical. Decir abono o fertilizante es para que podamos entender que en ambos vocablos estamos hablando de la nutrición de un organismo que ponemos bajo cultivo.

CONCEPTOS Y CRITERIOS

A partir de los años cincuenta del pasado siglo, es cuando hacen presencia los “abonos químicos”. Nuestros agricultores, nuestros hombres de campo pues se enfrentaron de la noche a la mañana con un cambio al que debían acostumbrarse y, que sin embargo, pasaron varias décadas antes de que esto pudiera suceder. Y, es hasta estas fechas, que todavía nos encontramos confundidos y, asaz ignoramos las funciones de estos elementos de los cuales, hay una enorme lista que se queda corta entre nosotros, en el gran espacio de nuestra idiosincrasia tradicionalista. El cambio del uso de orgánicos a los inorgánicos no vino acompañado o, no se hizo acompañar de la información correspondiente y específica, respecto de los valores de peso específico atómico y molecular que esta en cada uno de ellos.

Con cierta facilidad, y una sinergia sorprendente por su rapidez entre el comerciante y el usuario, el sulfato de amonio primero, y después la urea fueron los dos nitrógenos punta de lanza que fueron seguidos, por el nitrato de amonio (ahora inalcanzable para el usuario agricultor por estar restringido su uso, por leyes que lo consideraron riesgoso; esto sin duda, debido a su alto potencial de explosión).

No se conocieron por esos tiempos el fósforo, el potasio, el calcio y magnesio, hierro y azufre; pasaron varios lustros antes que el agricultor conociera de fórmulas; aun en las regiones de mayor movimiento agrícola, la presencia de fertilizantes fue esporádica, debido a que todos eran productos de importación. Así, la primera formula (mezcla de elementos) llegada a México tuvo su origen en Alemania, y su nombre comercial sigue repercutiendo en nuestros días aunque direccionada hacia la jardinería: su nombre NITROFOSKA. Esta mezcla tiene los tres elementos indicados en su nombre comercial, nitrógeno, fósforo y potasio. Diez años después de la aparición en nuestro campo mexicano del NITROFOSKA aparecieron en el mercado de los fertilizantes las fórmulas numeradas: triple 17, triple 16, triple 13. Que, de alguna manera, sostuvieron parámetros de nutrición vegetal por algunos años.

Hizo presencia en el mercado allá por los años sesenta del pasado siglo la mezcla formulada 18-46-0. Esta fórmula lleva como ingredientes al nitrógeno y al fósforo; no contiene potasio y, para información de los amigos que se han vuelto fanáticos de la misma, es una fórmula de aplicación en el cultivo de la caña de azúcar; pero, claro esta, sin la información correspondiente y tal vez por su precio accesible el agricultor la ha venido usando en abuso como lo hizo primeramente con el sulfato de amonio al inicio de la presencia de este elemento en los campos mexicanos.

EL CRITERIO ECONOMICO

Curiosamente la mayoría de nuestros amigos productores “pichicatean” el gasto que significa una nutrición que satisfaga las necesidades en el desarrollo biológico del organismo vegetal en sus tres etapas básicas: vegetativa, traslocativa y reproductiva. No es pues gratuito que la cosecha sea de bajos rendimientos de campo y de calidad que no siempre satisface las necesidades de mercado.

Si el agricultor no ha tenido el apoyo en la información y capacitación en sus diversas necesidades, es por que si carecemos de un proyecto agropecuario, es lógico  que no se tenga un servicio de extensión agrícola y, mucho menos siquiera la utopía de campos experimentales ubicados “no en el quiosco de la plaza” sino en los lugares en donde el productor necesita de su servicio y  apoyo.

Pensar qué tipo de fertilizante vamos a aplicar y en qué dosis, así como cuantas repeticiones hemos de hacer, “sigue estando en chino”. Con que se nos soslaye este último párrafo, damos por satisfecha nuestra labor y nos abrimos otro espacio.

DOSIFICACION DE FERTILIZANTES

El nivel de las dosis optimas de fertilización pues, están determinadas por la clase de cultivo, la variedad, los métodos culturales a seguir y la situación económica –como  hemos dicho- prevalerte, o sea, la relación que existe entre el costo de los fertilizantes y los precios de los productos agrícolas. ¡Ojo! la aplicación de dosis muy bajas, especialmente de ácido fosfórico y potasa, no llegan a producir en la mayoría de los casos algún efecto; si lo producen será insignificante, no justificando el desembolso realizado. Con esto expresado pues, la cantidad de fertilizantes parece tener que sobrepasar un valor límite antes de que sus efectos sean visibles, razón por lo que una curva de rendimiento obtenida con el aumento de las dosis fertilizantes puede tomar una forma de “s”. Es decir, nos enfrentamos a las dudas, incógnitas y altibajos. Debemos estar concientes pues de que el fiel de la balanza nos da una relación gráfica de lo que existe entre el gasto de fertilizante y el aumento de rendimiento y logro de la mejor calidad producido por una fertilización.

EPOCA Y METODO DE FERTILIZACIÓN

El efecto total de una fertilización no depende solamente de la aplicación correcta del fertilizante y su dosificación adecuada (andan por ahí en varios campos jaliscienses equipos de siembra y fertilización muy deficientes y, que, son del año del caldo), sino también de su suministro en el momento conveniente. Esto último es de particular importancia para los suelos con bajo contenido de nutrientes –de ahí la importancia de hacer muestreos correctos para el análisis de suelo cuando menos cada dos años; sin perjuicio de que encada ciclo estemos pendientes de saber el potencial de reacción de nuestro suelo o sea, pH-, así como parta aquellos cultivos cuya necesidad nutritiva esta limitada a un determinado periodo de tiempo. Esto nos atañe sobre todo en el temporal de lluvias y cuando nuestros suelos son arcillosos, tanto que no permiten una labor programada cultural de la siembra. Sin embargo, debido a las diferentes funciones que ejercen los nutrientes individuales en la planta, así como a su distinta capacidad de movilidad en el suelo y al hecho de nos ser siempre requeridos por la planta a un mismo tiempo, resulta casi imposible determinar una regla general al respecto. No debemos olvidar que estamos sopesando un eslabón en la grande cadena del cultivo, en el cual es muy de tomarse en cuenta la ecología zonal o regional, porque además, no debemos olvidar que la fertilización funciona mejor u  óptimamente, con plena luz solar.

ACIDO FOSFÓRICO

Este elemento, particularmente importante en el desarrollo inicial de la planta y en la formación de raíces, deberá estar presente en el suelo, siempre que sea posible, en cantidades suficientes antes de las siembras o los transplantes en su caso. El nitrógeno, requerido para el desarrollo vegetativo, presenta una fácil movilidad en el suelo, especialmente en la forma de nitrato –la urea puede lixiviarse con una lluvia fuerte-, pudiéndosele aplicar ventajosamente poco antes de la iniciación del crecimiento principal (este crecimiento se da a partir de los 15 cm de altura de la plántula). Aun podremos obtener mejores resultados si su suministro lo damos en cobertera y en pequeñas dosis. La potasa ocupa una posición intermedia entre ambos nutrientes, pudiendo ser aplicada de acuerdo con la clase de planta y el nivel de sus dosis tanto antes de la siembra, como en cobertera. Para la mayoría de los suelos y de los cultivos, la mejor práctica a seguir según experiencias en décadas de ejercicio resulta ser una aplicación de fondo antes de la siembra o de la plantación, con acido fosfórico, potasa y una pequeña dosis de nitrógeno. ¡Ojo! Nuevamente en los transplantes de arbolillos frutales es conveniente tener un sustrato con suficiente materia orgánica con origen de composta o estiércoles bien podridos; porque si el transplante se hace en el suelo propio y luego se fertiliza, hay riesgo de que las sales residuales de los fertilizantes químicos produzcan toxicidad, que propicie la caída toda de las hojas de la plántula. A esta le seguirá una fertilización tardía y adicional de nitrógeno en cobertera. En los casos donde tengan que suministrarse fertilizantes completos es decir, formulados, con alto contenido de nitrógeno será preciso ajustar su época de aplicación de manera que sea este elemento el que alcance el efecto óptimo. Como ya hemos mencionado en colaboraciones anteriores un tipo de discusiones acerca de la época de aplicación de los fertilizantes, encontramos a este problema estrechamente relacionado con el método de aplicación a seguir. Claro que la constancia en el trabajo y la realidad de la práctica nos da autoridad para decidir “la cuchara con que hemos de menear el atole”, damos por sentado que cada quién utiliza lo que tiene sin embargo, insistimos en exponer tres métodos fundamentales en la aplicación de fertilizantes: distribución uniforme sobre la superficie total; esto es, arboleo. Localización de los fertilizantes en franjas; en banda, o en cantidades manejadas a cálculo de “puño” mateado. Aspersión de soluciones fertilizantes en las plantas. Hasta aquí y esperamos la próxima oportunidad.

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