| Época de podas Por: EL INFORMADOR 1 de enero de 2011 - 23:00 hs Uno de los trabajos agronómicos básicos de la fruticultura. El concepto, amplio y complejo suscita criterios muy particulares de cada caso. Los cortes de tejidos maderosos (sic) tienen respuestas diferentes en ambos lados de la línea del trópico de cáncer; esta línea geográfica podemos ubicarla en el territorio mexicano teniendo como punto de partida, digamos más o menos la ciudad de Mazatlán Sinaloa y, como terminal un poco más abajo de la ciudad de Mérida Yucatán. Por el hecho de ser un país montañoso de orografía difícil por las diferencias de altura sobre el nivel del mar, esta situación nos da una topografía con un sinnúmero de pequeños valles en los que tenemos diversos microclimas. Estos microclimas como bien es sabido y descrito por expertos de la ecología se forman con la presencia de recursos naturales de capas freáticas estructuras y texturas de suelos poblaciones vegetales con mecanismos epistomáticos, hipostomáticos y anfistomáticos; organismos o bien de tejidos vasculares o leñosos que nos dan las poblaciones vegetales de diferentes estructuras y anatomías y de diversas alturas y volúmenes cuyas características foliares cumplen funciones igualmente diversas en los mecanismos de evotranspiración, resultado de una relación más o menos aceptable en su equilibrio de relaciones suelo-planta-agua. También los vientos y los rangos de humedad relativa participan en una determinada ecología que permite hábitats para una biodiversidad en cadena de equilibrio. Así pues el comportamiento de una entidad arbórea que es el tema que en esta presente colaboración estamos exponiendo, presenta diferentes comportamientos a lo largo de los variados ciclos biológicos en cada una de las especies que viven en la comunidad de un determinado microclima. EN LOS MICROCLIMAS Antes de pensar utilizar una herramienta de corte para hacer el trabajo de una poda, es deseable que podamos entender los factores concurrentes en este trabajo agronómico; en un microclima pues con localización y ubicación hasta los 400 metros sobre el nivel del mar tenemos más horas calor, más horas luz y quizás una alta humedad relativa que se presenta muy temprano por la mañana. En tanto, de los 400 a los mil 200 metros sobre el nivel de mar encontraremos horas determinadas periodo en el cual los vientos soplan de una manera constante aunque leve; las horas frío se presentan por la mañana y no llegan a afectar la convivencia comunitaria de hombres, plantas, animales y toda una gama de insectos. De los mil 200 a los mil 800 metros de altura sobre el nivel del mar los cambios climáticos y las condiciones de luminosidad son menos intensas aunque más duraderas (corto período) durante otoño e invierno, en comparación con los lugares en las alturas antes mencionadas. Más arriba del último rango de altitud tenemos menos humedad relativa vientos que soplan más fuertes, mayor presencia en nublados fuera de la temporada de lluvias, y por supuesto una constante de mayor número de horas frío en donde los termómetros indican una media de 18º. Esta descripción es común para la parte sur de la línea del trópico de cáncer; así pues el comportamiento de las especies vegetales difiere en cuanto a la capacidad de adaptación para tales condiciones climáticas, no debemos olvidar en un sentido muy realista que en México carecemos de estaciones climáticas definidas así, otoño invierno primavera y verano son “llevaderas” para todos los organismos vivientes en esta climática o ecología. HACIA EL NORTE DEL TRÓPICO DE CÁNCER Seguramente que el viajero común habrá de notar la diferencia en las poblaciones vegetales, puesto que la ecología difiere totalmente de lo que anteriormente hemos expuesto; los técnicos agrícolas tenemos desarrollado un sentido de la observación mismo que podemos aplicar “a ojo de buen cubero”, si reparamos en la conformación topográfica, la coloración de los suelos y el perfil de los estratos cuando tenemos cortes de terreno a la vista; igualmente, detectamos las especies leñosas arbustivas o arbóreas dominando el panorama: montañas y valles, las primeras escarpadas los segundos en sus terrenos planos “como mesa de billar”. Capas freáticas o profundas, o superficiales: la coloración de los suelos que sostienen un solo color en grandes extensiones; los dominantes rojizos o calizos. VAMOS AL GRANO CON LAS PODAS Este trabajo como llevamos dicho pertenece a la base agronómica de los cultivos de árboles frutales. Sencillamente quieres fruta? Haz la poda!. Este trabajo de tres fases lo hemos ya mencionado aunque someramente así que se impone una nueva mención: poda de formación, poda de clareo, poda de renovación. Se impone que la poda de formación será al arbolillo cuando apenas tiene el año de vida, mismo que incluye el tiempo que pasó en vivero. Este trabajo tiene como objetivo llevar al vegetal a su desarrollo correcto: buen tronco que quede a la altura según la especie; ramas fuertes para lograr un “fuste” de sustentación garantizada a partir del cual se desarrollan las ramas secundarias que vienen a formar la copa foliar. Esta formación es aconsejable que la demos al inicio de la primavera para esperar la respuesta de tejidos que han de llevar a las yemas de leño. La poda de clareo es un trabajo que estamos haciendo la mayor parte del año excepto cuando el árbol entra en floración y fructificación; al término de este estadio aprovechamos para cortar las ramas que entorpecen el desarrollo normal y armónico del árbol. Estas son: ramas torcidas, ramas que crecen hacia dentro de la copa foliar en un sentido de ángulo o de plano horizontal. Ramas falsas conocidos como chupones o mamones, que son las que compiten en nutrientes principalmente y que aprovechan más sustancialmente el agua de riego, además que son hábitats de algunas plagas como insectos y hongos que permanecen en espera de condiciones para poder atacar los tejidos de donde se nutren. Este clareo también lo utilizamos para eliminar ramas gruesas en las que se dan pocas yemas de fruto y este, más bien de calidad no apta para mercado. Las yemas de fruto se dan en las ramas delgadas, así que es necesario que mantengamos el equilibrio en relación con el grueso de las ramas principales cuyo diámetro hemos de sumar y compararlo con el diámetro de tronco. Es deseable que la suma del diámetro de las ramas principales alcance cuando mucho el 75 % del diámetro troncal. La poda de renovación la aplicamos cuando el árbol siendo longevo (de muchos años), continúa fructificando pero sus tejidos ya añosos pueden suscitar una hipertrofia que termine siendo tumor o cáncer. Por ello es necesario cortar severamente aconsejándose, los cortes horizontales y el sello de los mismos con pasta específica que la hay en el mercado, o, simplemente aplicando lodo con lo que evitaremos la deshidratación y exudación de jugos azucarados producto del estado añejo de madurez del árbol, pero que a la vez se vuelve susceptible de ser atacado principalmente por hongos que van a aprovechar esos jugos azucarados. En este tipo de poda es indispensable el trabajo simultáneo de remover el suelo de cajete considerado todo el diámetro bajo la copa foliar. Este trabajo de aflojar el suelo le facilita a la raíz del árbol podado el oxígeno suficiente y así la flora microbiana alrededor de ese sistema radicular se activa. Por otro lado, es necesario alimentar este tronco con base en los tres elementos primarios que son el nitrógeno el fósforo y el potasio en una mezcla de equilibrio, para ser aplicada en pequeñas pero frecuentes dosis. MEJOR EPOCA DE PODA Sencillamente cuando las temperaturas empiezan a descender. Es entonces que la sabia también disminuye su ritmo, y eliminaremos así el riesgo de herir el árbol perjudicando su desarrollo. No hay una fecha fija para iniciar el trabajo, pero si, la necesidad de hacerlo concienzudamente, si entendemos que las necesidades de riego son mínimas puesto que la disminución de la sabia influye mucho en el mecanismo de apertura de los estomas; y luego, la luminosidad igualmente es tenue, por tanto, este equilibrio de aplicación de agua y condiciones de luz es indispensable que la observemos y mantengamos. Para las especies caducifolias o sea de hoja caediza anual que requieren más horas frío sus tejidos para corte estarán más dispuestos hacia el lado norte de la línea de trópico de cáncer. En tal virtud las especies con requerimiento de más horas frío de duraznos, ciruelos, perales, manzanos, cerezos o capulines (estos últimos poco cultivados desafortunadamente), sin que olvidemos al chabacano. Todas estas especies pueden adaptarse y sobrevivir las condiciones climáticas al sur del trópico de cáncer; y sin embargo, y en general, tanto los rendimientos de cosecha como la calidad del fruto será más bien de regular a pobre. El largo período de adaptación para reunir horas frío, horas calor y horas luz produce tejidos hipertrofiados y, por tanto las podas pudieran ser más constantes a riesgo, de truncar el período biológico de tales especies. Una última sugerencia es que se utilicen las herramientas adecuadas y en el mejor estado de trabajo para obtener la eficacia de la poda. Temas Roberto Sierra B. Lee También Florinda Meza publica emotiva carta escrita por 'Chespirito' Altagracia Gómez encabeza plan de 100 parques industriales en el país Lin Games promociona su primer libro “Kwiis University” Celebra Finestra 19 aniversarioapostando por una mejor cultura financiera Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones