En el pasado se entendía

En el presente, el que se pretenda sacrificar áreas verdes en una ciudad contaminada es una enorme ignorancia mezclada con intereses de tipo muy dudoso; porque no se puede explicar, de otra manera, el que en el área metropolitana de Guadalajara se esté continuamente atentando contra los pocos espacios arbolados que existen, con el pretexto del desarrollo y la ausencia de una planeación urbana adecuada.

Es como si la renovación de oxígeno, efecto buscado en las grandes urbes modernas, fuera un peligro para los tapatíos y las autoridades tuvieran la obligación de atajar semejante beneficio, trazando desde estadios o pistas de carreras en la barranca de Huentitán, hasta atirantados pasos elevados sobre una de las áreas más gratas que, por fin, tenía la población a los lados de la avenida Lázaro Cárdenas en varios segmentos entre López Mateos y Niño Obrero.

No se explica de otra forma más por una ambición desmedida y, sobre todo, por una falta de planeación de esta ciudad a 20 años de plazo. Porque en el segmento de Lázaro Cárdenas referido, se hizo, con costos elevados, el trazo del paseo arbolado que hoy se pretende alterar echando por tierra y arrancando de raíz los por fin crecidos árboles, así como el paseo y las canchas de las que la población disfrutaba. Porque si es así, esto querría decir que ese conjunto, a lo largo de Lázaro Cárdenas, fue realizado sin miras al futuro próximo, luego, que la lógica de las autoridades podría ser que toda construcción, con erogación de gasto público vuelto pingüe negocio particular, podría ser derrumbada al arbitrio de alguna ocurrencia sexenal… y que, por tanto, el paso elevado en Lázaro Cárdenas, hoy una “necesidad urgente” de las actuales autoridades, podría ser sólo construcción de un sexenio, hasta que surja otra ocurrencia del gobernante en turno.

O quizá sea que la población de Jalisco, particularmente del área metropolitana, no tiene otros problemas más álgidos que reducir de tres a un minuto el tiempo de cruce que se pretende modificar… Y entonces la pregunta que surge es si no es mucho más urgente la articulación de un servicio de transporte urbano que incluya la construcción de un subterráneo, para los millones de trabajadores que hoy padecen un transporte deficiente y caro… O es que quizá las actuales autoridades siguen olvidando al ciudadano por debajo del automóvil.

Porque en maqueta todo luce con el relumbre de Hollywood, pero en la realidad ese paso proyectado afectará el actual paseo y el arbolado existente, y sin duda se topará con un cuello de botella que las autoridades no previeron, como en otras muchas vialidades actuales.

Porque tratar a la ciudadanía como menor de edad, como si no supiera dónde le aquejan los problemas metropolitanos y dónde requiere de soluciones, sería otra vez faltarle al respeto, y eso no es conveniente. Porque la ciudadanía ya dio una señal de hartazgo en las pasadas elecciones y los malos tratos ya no los olvida fácilmente, pero ¿para qué llevar las cosas a ese terreno, si sería mucho más redituable hacer lo que se debe en una ciudad que requiere de un plano regulador, de más árboles, más inteligencia y menos enmarañado de intereses y política?

LOURDES BUENO / Investigadora de la UdeG.
Correo electrónico: lourdesbueno03@yahoo.com.mx