Agenda de la cultura

VIEJITOS HOMENAJEADOS: Hay en el mundillo cultural y específicamente en la República de las Letras, donde la envidia es yerba que crece lozana, quienes han mostrado irritación ante lo que juzgan excesivas muestras de jaleo y enaltecimiento de parte de distintas instituciones, para poetas y escritores ancianos, a quienes, por encima de obvias implicaciones políticas, ideológicas, sociales y económicas asociadas a tales apapachos, yo señalaría que si se les ha traído en palmitas de aquí para allá, no creo que haya sido simplemente por ser más viejos que la roña, sino porque a la par de sus 70, 80 o más años, son escritores que han logrado consolidar, con esfuerzo y constancia, una sólida y trascendente obra literaria que habrán de legar para el examen, reflexión o disfrute de generaciones por venir.

TRIUNFO INMEDIATO: Y es que esa anticuada cultura del empeño y esmero es hoy ignorada por los muchachitos que pululan en el campo de las artes o letras, quienes en su mayoría pretenden hacer carreras meteóricas, alcanzar la gloria y hasta dinero, a la voz de ya. Por ello rechazan cualquier estudio, preparación, necesidad de potrearse y de sufrir fracasos; y no piden o solicitan, sino que “exigen” (es verbo en boga) como si se tratase de una “Operación triunfo” televisivo, brillar, ser exitosos y aclamados por la multitud.

PROSAICA VULGARIDAD: Consecuentemente nada extraño es pues que abunde aquí y ahora tanto “artista” súbito y sanchopancesco, tanto “escritor” de pacotilla, tanto ignorante de que estos menesteres son de maduración lenta, que se van consolidando como las estalactitas cavernosas, y que para llegar a ser alguien u obtener reconocimiento, “if any”, hay que sobarse el lomo durante añales y seguir haciéndolo aun en la vetustez. Mas no, estos tales el único esfuerzo que conocen es levantar el puño, pasar la charola, o andar haciendo carantoñas ante las paternalistas instituciones culturales a fin de que les otorguen la bequita, el estímulo, la chamba o el pago por adelantado de proyectos que rara vez se concretan, y de no ser así, hasta amenazan con privarnos de las maravillas de su “ingenio” o “creatividad”. Así que primero muertos que quemarse las pestañas o echar el bofe como lo han hecho aquellos homenajeados y algunos pocos más, que al fin de sus vidas recogen merecidamente, los frutos de su trabajo.

JOSÉ LUIS MEZA INDA / Escritor.
Correo electrónico: meza_inda@hotmail.com