Martes, 14 de Octubre 2025
México | TRIGO SIN PAJA POR FLAVIO ROMERO DE VELASCO

Temas para reflexionar

Hace 50 años que ni Fidel Castro ni el pueblo cubano existen para el Gobierno norteamericano

Por: EL INFORMADOR

Flavio Romero de Velasco.  /

Flavio Romero de Velasco. /

Lo curioso y amenazador del imperialismo norteamericano, es su aparente incapacidad para identificar la realidad.

Es decir: la realidad debe servir a sus intereses, o modificarse. Cuando aparece un Fidel Castro, se le amenaza, se le hostiliza, se le hace al pueblo cubano un criminal embargo comercial, y si a pesar de todo subsiste la odiosa realidad representada por Castro y su pueblo, se niegan las dos realidades sin mayores requisitos.

Hace 50 años que ni Fidel Castro ni el pueblo cubano existen para el Gobierno norteamericano.

El imperialismo, con toda su fuerza y poder, ya no puede en el mundo de nuestros días seguir imponiendo “sus realidades” frente a una comunidad internacional que invariablemente, en todos los foros, lo enfrenta y rechaza.

Octavio Paz, en su extraordinario ensayo sobre el ser del mexicano, “El Laberinto de la Soledad”, afirma que su filosofía característica es el importamadrismo.

Maximilien Robespierre, llamado “El Incorruptible” y que dirigió el período del terror en la Revolución Francesa, expresó que “no es posible que la Naturaleza no nos pueda ofrecer algo más bello que la nada”.

En una banca de la plaza pueblerina, no distante de su presagiado fin, con un no disimulado dejo de tristeza, mi padre me dijo: “... siento que me voy acercando a esa latitud de la vida en la cual principian a verse lejos las costas de la esperanza”.

El leído escritor Norberto Bobio, afirma que “...la fortuna juega a los dados y al resultado le llamamos destino”.

A los hombres no los envejecen los años, sino los daños que a sí mismos se causan. La disipación y los vicios no archivan sus facturas: las cobran.

Unas relaciones tranquilas entre política y religión son absolutamente utópicas. La memoria de su historia conflictiva está latente en la historia de la Humanidad. ¿Qué hacer? No revivir jacobinismos, sino pugnar por una separación total, para que las relaciones entre los divino y lo humano no aviven rescoldos de violencia.

Arturo Schopenhauer, filósofo representante del pesimismo, en su obra capital “El mundo como voluntad y representación”, dijo las siguientes palabras: “Todo rostro humano es un jeroglífico que puede ser descifrado y cuyo alfabeto llevamos en nosotros mismo.

La fisonomía dice más de un hombre que sus palabras: es el compendio de todo lo que seguirá en los pensamientos o en las acciones del hombre. La palabra no reproduce el pensamiento de la Naturaleza”.

Debemos estar en guardia contra los escrúpulos y preocupaciones exagerados, que son una especie de hipocondria del alma, que llevan a ver pecado aun en los actos y omisiones más insignificantes.

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