Jueves, 09 de Octubre 2025
México | POR MACARIO SCHETTINO

Reflexionar

En realidad sí hay un problema de sobrediagnóstico: tenemos muchas soluciones a los problemas, porque no estamos de acuerdo en cuáles son esos problemas

Por: EL INFORMADOR

Macario Schettino.  /

Macario Schettino. /

Nos tocó ahora en Semana Santa, que es cuando los cristianos, y especialmente en viernes los católicos, recuerdan la muerte de Jesús. Antes se aprovechaba este día para encerrarse y reflexionar, lo que no necesariamente es mala idea. Ahora más bien sirve para salir de vacaciones, lo que tampoco es nada malo. Y bien administrado, hasta se pueden hacer las dos cosas, así que le propongo unos minutos de reflexión, que ya podría compensar con horas de reposo y diversión.

Escucho muy frecuentemente una frase que creo es errónea: “México está sobrediagnosticado”. Se refieren, me imagino, a que ya hemos analizado muy bien todos los problemas que enfrentamos, y que tenemos una lista de soluciones a la mano, preparadas para usarse, y ya no falta más que decidir cuál de ellas aplicar, y hacerlo.

En realidad sí hay un problema de sobrediagnóstico: tenemos muchas soluciones a los problemas, porque no estamos de acuerdo en cuáles son esos problemas. Me explico.

Frente a la creciente violencia, hay dos posturas básicas. Unos creen que la violencia es el resultado de la decisión del Gobierno de Calderón de utilizar al Ejército para enfrentar al crimen organizado; otros creemos que la violencia es previa, y que la decisión del Gobierno, si acaso, fue tardía. Más a detalle, el origen de la violencia unos lo asocian al tráfico de drogas, y otros pensamos que es un problema de ausencia de legalidad, que tiene como una dimensión, y tal vez no lo más importante, el narcotráfico. Dependiendo de cuál de estas posturas adopte, propondrá usted una solución diferente. Para los primeros, basta con quitar a Calderón para que se resuelva el problema (ya es cosa de año y medio); para los segundos, basta con legalizar el consumo de drogas; para los terceros, entre los que me incluyo, es un problema institucional de México, que para resolverse exige cambios legales, muchos recursos y una decisión social que no se ha visto hasta el momento.

Otro ejemplo: el tema económico-social. Hay unas personas que creen que México es hoy más pobre que nunca antes, aunque todos los datos digan lo contrario. En su perspectiva, esto se debe al neoliberalismo. Otros más creen que si bien no somos más pobres que en otras épocas, sí vivimos uno de los peores momentos de la historia, y ya hemos sido desplazados a nivel mundial por economías más potentes, que antes lo eran menos. Este grupo también cree que la culpa es de las decisiones económicas de los últimos 25 años. Finalmente, hay otros que creemos que México ha mantenido un comportamiento muy parecido al de otros países similares, y que no hemos hecho más porque seguimos atados a un modelo colectivista que iniciamos en los años treinta y que no nos podemos quitar de encima.

Nuevamente, la postura define la solución. Para el primer grupo, hay que desplazar por completo a los tecnócratas neoliberales y hay que regresar a un papel decidido del Estado como rector de la economía.

Para el segundo, las cosas no iban tan mal hasta que llegó el PAN a la Presidencia, lo que hay que hacer es retirar a ese partido. Para el tercer grupo, lo que hay que hacer es deshacernos de la mítica historia revolucionaria y tomar las decisiones que otros países ya tomaron para acabar con los experimentos colectivistas.

Sin que la correspondencia sea perfecta, los tres grupos mencionados están formados por las mismas persona. Hay muchos que creen al mismo tiempo en regresar al Estado rector y en que Calderón es culpable de la violencia. Hay muchos que creen, simultáneamente, que el asunto es legalizar las drogas y quitar el PAN de la Presidencia. Y no sé cuántos haya en el último grupo, que cree necesario terminar ya con la institucionalidad propia del régimen autoritario y proceder a construir un país democrático, con Estado de derecho y economía moderna. A este último grupo lo he llamado la “coalición liberal” que podría colocar a México en un camino de éxito.

Me parece que los otros dos grandes grupos están equivocados. Los primeros, porque viven fuera de la realidad, alimentados por sus creencias y sus ritos; los segundos, porque a pesar de tener razón en parte de su análisis, no usan toda la información disponible, sino sólo la que les confirma en sus decisiones, ya tomadas.

Cuando se acepta la realidad tal como es, y cuando se acepta toda la información que viene de ella, me parece que no es posible sino concluir que nuestros problemas derivan de un experimento que hicimos y cuyo fracaso no queremos aceptar. Es cosa de reflexionar al respecto.

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