Preocupante falta de políticos comprometidos

Es preocupante la falta de profesionalismo y compromiso de quienes se asumen —y cobran— como políticos en el ámbito estatal y nacional, pues hoy en día, lejos de manejarse bajo el esquema de una agenda previamente delineada, basada en principios doctrinarios y en atención a las demandas ciudadanas más sentidas, prefieren optar por los efectos mediáticos, mismos que efectivamente entretienen a sus actores, pero lo cual no representa ningún beneficio para la comunidad, ni mucho menos abona al fortalecimiento de una credibilidad que aún está lejos de presentarse.

Hasta donde se puede observar, el tiempo de los políticos —por supuesto que existen honrosas excepciones, pero son mínimas— se divide en acciones de relaciones públicas, participaciones mediáticas, negociaciones con actores políticos y empresarios, para efectos de interés de grupo y/o personales, mismas que de efectuarse en bien de la sociedad darían como resultado acciones plausibles por todos.

El egoísmo, la ambición y una visión lejana a cualquier prospectiva se ha convertido en su principal enemigo a vencer, aunque al parecer no se han dado cuenta, pero baste recordar que la ley de gravedad también es aplicable en el terreno político, y aunque en algunos casos el descenso sea lento.

Los presupuestos en las áreas de comunicación social no están destinados a informar, ni pretenden acercar a la población con la dependencia y/o institución de que se trate, sino a tratar de contener en la medida de lo posible, los señalamientos de los medios de comunicación, a ocultar errores y falta de acciones específicas, a anunciar, a aparecer en pantalla, a tratar de ocultar los vicios y realidades —que sin duda alguna deben de existir y debieran de atenderse de frente y con mano firme—, a coptar a quienes analizan y/o critican su actuar o falta de acción, mismos a los que de inmediato califican como enemigos.

No existe la búsqueda o el más mínimo intento de crear una cultura al respecto, misma que por cierto necesariamente tiene un costo que habrá que pagarse, pero que tiene que ver con cambiar las formas de pensar y actuar actuales, con “fajarse los pantalones”, aplicar sanciones y asumir las críticas para mejorar su trabajo, y si me apresuran, agradecer y ponderar a quienes se toman la molestia de realizar el análisis de una situación, de presentar hechos y adelantar posibles soluciones (aunque no sea su responsabilidad directa).

Pero bueno, la tarea del periodista y de los medios va más allá de sólo informar y de analizar hechos o la falta de acciones. Crear opinión y formar una cultura de participación, son también tareas que debe de asumir para estar cerca de la ciudadanía para la cual trabaja día a día.