Sábado, 04 de Mayo 2024
México | SECO Y DIRECTO POR CARLOS CORVERA GIBSONE

Pero sí lo es

No podemos quedarnos sin hacer ni exigir lo que el escritor Sicilia ya nos puso en la mesa, la parte difícil, ese debate público entre el gobierno federal y los ciudadanos de a pie

Por: EL INFORMADOR

Carlos Corvera Gibsone.  /

Carlos Corvera Gibsone. /

“Nuestro peso es nuestro; a donde quiera que se nos lleve, es él quien nos lleva. Ese don que proviene de nosotros nos inflama y nos eleva: nosotros ardemos y vamos”. (San Agustín)

La mayor necesidad de nuestro tiempo es limpiar la enorme masa de basura mental y emocional que atasca nuestras mentes y convierte toda vida política y social en una enfermedad de masas. Sin esa limpieza doméstica no podemos comenzar a ver. Si no vemos no podemos pensar.

Tenemos que agradecer a Javier Sicilia el que nos haya abierto a través de su dolor una ventana de esperanza a todos; todos aquellos que estamos hasta la madre de este maldito sistema corrupto, lleno de vacíos, de miedo y de horror.

Tenemos que agradecer a la familia Barón de la comunidad menonita en Chihuahua su gran ejemplo de valor y unión para enfrentar el arrebato de los criminales aún a costa de saber que perderían la vida de sus hijos.

No podemos quedarnos sin hacer ni exigir lo que el escritor Sicilia ya nos puso en la mesa, la parte difícil, ese  debate público entre el gobierno federal y los ciudadanos de a pie. No permitiremos que se salgan por la tangente con promesas y más promesas. No dejaremos que la demagogia y la retórica envuelta en cifras y datos inútiles sea la repuesta a nuestra indignación e impotencia. Entiendan bien, clase política: ya no más rollo.   

Si no hacemos esto, solamente podremos heredar a nuestros muchachos, a nuestras muchachas y a nuestros niños una casa llena de desamparo, de temor, de indolencia, de cinismo, de brutalidad y engaño, donde reinan los señores de la muerte, de la ambición, del poder desmedido y de la complacencia. Todos los días escuchamos historias terribles que nos hieren y nos hacen preguntarnos: ¿Cuándo y en dónde perdimos nuestra dignidad? Los claroscuros se entremezclan a lo largo del tiempo para advertirnos que esta casa donde habita el horror no es la de nuestros padres, pero sí lo es; no es el México de nuestros maestros, pero sí lo es; no es el de los hombres y mujeres que cada amanecer se levantan para ir a trabajar y con honestidad sostenerse y sostener a sus familias, pero sí lo es.

Queremos afirmar aquí que no aceptaremos más una elección si antes los partidos políticos no limpian filas de esos que enmascarados en la legalidad, están coludidos con el crimen y tiene al Estado maniatado y cooptado al usar los instrumentos de éste país para erosionar las mismas esperanzas de cambio de los ciudadanos.

Gracias Javier Sicilia por tú entrega, por tú dolor que estoy seguro le está dando un significado a tú hijo Juan Francisco de lo que es el valor que todos deberíamos de tener sin la necesidad de perder un ser querido.

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