Muere víctima de una bala perdida

CELAYA, GUANAJUATO (10/DIC/2012).- Con la mirada puesta hacia la foto de Diego Alejandro iluminada con una veladora, Diego Jesús Morales Calderón y Karla Yodali Ruiz Arreola se duelen de la pérdida de su bebé, muerto por una “bala perdida” disparada por una agente de seguridad federal.

En una vivienda de la colonia Santa Teresita, conocida como La Guajolota, localizada a unos 50 metros de las vías del tren al oriente de la ciudad, la madre se recupera de la herida que limita sus pasos. “Pon un moño blanco en la puerta”, pidió a su cuñada Soledad Morales en cuanto fue dada de alta en el hospital.

El proyectil entró y salió por la pierna de su madre, penetró el carrito en el que el niño era trasladado y lo lesionó en la cabeza.

El proyectil entró y salió por la pierna de su madre, penetró el carrito en el que el niño era trasladado y lo lesionó en la cabeza.

Diego Jesús y Karla Yodali rechazan la hipótesis ministerial de que su hijo, de 16 meses, murió por una bala disparada “al aire” por un elemento femenino de la Policía Federal de Protección Ferroviaria que, se dijo, pretendía ahuyentar a presuntos asaltantes que habían reventado las válvulas del tren para frenarlo.

El 28 de noviembre pasado Karla Yodali caminaba con sus hijos Diego Alejandro y Kevin de tres años, por la calle paralela a las vías del ferrocarril rumbo a la casa de su madre, sin percatarse de la presencia de agentes, que a sus espaldas intentaban impedir el robo de mercancía de los furgones del tren.

“Iba caminando ‘puchando’ (empujando) el carrito. Mi otro niño iba a un lado, cuando sentí el balazo. Le dije a Kevin que corriera. Mi cuñada se llevó al niño mientras yo pedía que lo atendieran”.

“¿Por qué a mi niño, él no debía nada?”, clamó la joven madre.

“Nada de que fue una bala perdida, no me hubiera dado a mí y al niño, que se castigue a la culpable”, reclama Karla. “Ese día, le hice sus tortas a Diego Jesús y les dije a mis niños: ‘Dénle un beso a su papá, porque ya nos vamos con su abuelita’, como lo hago todos los miércoles, pero ya no llegamos”.

Karla y Diego Jesús viven juntos desde hace más de tres años. “Yo tenía 15 y ella 14 años”, comenta Diego Jesús en relación a la fecha en que se unieron como pareja. En el cuarto que le presta su padre guarda su cajón para lustrar calzado, con el que diario se gana la vida en las inmediaciones de la parada del tren. También ofrece papas doradas y dulces, con lo que alcanza un ingreso diario de entre 80 y 120 pesos.

Su habitación es su recámara y cocina a la vez. Llama a Soledad Morales para que cuente todo, porque ella fue testigo: “Yo venía en sentido contrario de mi cuñada. Escuché cuatro denotaciones. Vi a la policía con la pistola en la mano y a Dieguito cuando se desvaneció, entonces corrí y le vi su rostro sangrado”.

Los padres del bebé fallecido asienten con la cabeza las demandas de Soledad: “¡Qué se haga justicia!, si de verdad hay justicia. Ese niño no tenía la culpa de nada, mi cuñada pasaba en el momento y el lugar equivocado, pero le tocó a ella y gracias a Dios está bien, pero el niño… ¿qué tenía de culpa?, él no debía nada, tenía toda la vida por delante”, expresa Soledad.

Los jóvenes padres se consuelan entre sí. Intercambian fotografías con la imagen de su bebé. Las muestran. “Mi niño era sonriente, travieso, juguetón, todavía me alcanzó a dar un beso”, expresa el papá con la mirada fija en la gráfica colocada a un lado de la velador.

Diego Jesús pidió prestado para pagar el funeral de Diego Alejandro, que costó siete  mil 500 pesos y el servicio de atención médica y hospitalización de la madre de sus hijos por la cantidad de seis  mil 650 pesos.

Ninguna autoridad le ha ofrecido ayuda, sólo los requirió el Ministerio Público del fuero común para que declararan. Les dijeron que iban a darles atención psicológica pero no ha sido así.

La Procuraduría de Justicia del estado inició la averiguación previa por el homicidio del menor y las lesiones de su madre y como probable responsable detuvo a la policía Carmen Vázquez, informó su titular, Carlos Zamarripa. Dos días después declinó la competencia y dejó la investigación y a la detenida en manos del Ministerio Público federal, argumentando ese fuero por ser la acusada una empleada federal.

La abuela paterna del menor fallecido, Rosa María Calderón Pérez, se inconforma: “¿Para qué los dejan disparar (a los policías) nada más a lo tonto?, ¿por qué no disparan como debe de ser cuando menos para asustar (a los delincuentes)?, ahora matan a los que no hacen nada”.

CRONOLOGÍA

Otros casos

31 de diciembre de 2006

> A la pequeña Idania Veysabeth se le alojó una bala perdida en la cabeza. El proyectil formó parte de la serenata de disparos al aire, con la que se despidió el año.  

8 julio 2009

> En Culiacán, Sinaloa, una bala perdida hirió de muerte a Tamara Guadalupe, de siete años, cuando se asomó por la puerta de su casa, en la colonia 21 de Marzo.

22 diciembre 2010

> Una niña de 12 años que se encontraba en el interior de una vivienda de la colonia Martínez Adame, de Torreón, Coahuila, intempestivamente cayó herida de bala.

7 de octubre 2012.

>  Un hombre en silla de ruedas murió al interior de su domicilio, en Tuzantla, Michoacán, al ser alcanzado por cuatro balas perdidas que entraron a su vivienda.

2 de noviembre 2012

> Un niño de 10 años murió en la sala de un cine en Iztapalapa, delegación del Distrito Federal.