Viernes, 26 de Julio 2024
México | EN TRES PATADAS POR DIEGO PETERSEN FARAH

Amenazas cumplidas

El peor trabajo del mundo es ser ex presidente, y lo cierto es que a muy pocos les sale bien

Por: EL INFORMADOR

Diego Petersen Farah.  /

Diego Petersen Farah. /

El peor trabajo del mundo es ser ex presidente, y lo cierto es que a muy pocos les sale bien.

Quizá sólo Miguel de la Madrid fue impecable hasta que se descarriló en una entrevista con Carmen Aristegui, y Ernesto Zedillo, que por ahora no ha tropezado con la piedra del orgullo, el resto de los ex presidentes no han aguantado la tentación de defenderse ante lo que consideran juicios sumarios de la historia.

Puestos a competir, sin duda el peor ex presidente ha sido Fox, pues ése no se calló nunca; digamos que al hijo iluminado de San Pancho del Rincón, la prudencia lo abandonó desde chiquillo.

La publicación de memorias presidenciales puede perfectamente tipificarse en el delito de amenazas cumplidas.

No sé si se trate de algún tipo de terapia ordenada por los psiquiatras, o si es una forma que las sufridas mujeres en turno de los ex presidentes encuentran para entretener a sus viejitos.

Pero lo cierto es que para todos los ex presidentes las memorias han sido una forma de matar el tiempo escribiendo largas, gastadas y aburridas páginas destinadas al olvido; salvo cuatro o cinco frases contundentes y el ajuste de cuentas necesario (el rencor es el último rescoldo de la memoria), el resto en un libro de memorias sirve sólo para justificar decisiones y esconder lo importante (en pocas palabras, no va a encontrar en ellas nada interesante más allá de lo que ya salió en los periódicos).

Pocas presidencias han sido tan polémicas como el salinato. El sexenio de Carlos Salinas representa el último periodo del autoritarismo y de poder absoluto del presidente.

A Zedillo le estalló en la manos y él mismo tuvo que ayudar a destruir lo que Kause llamó la presidencia imperial.

Salinas es, pues, el último presidente en el que todas las virtudes y todos los defectos del Gobierno rebotaban al jefe.

Es el último que ejerció el poder absoluto y el último que canalizó el odio absoluto. La presidencia de Salinas es polémica, su imagen no.

Esto es, el centro de debate en este país todavía tiene que ver con decisiones que se tomaron en el sexenio de Carlos Salinas, pero su figura es inequívocamente odiada.

Pero más allá del contenido, lo que es interesante del libro de Carlos Salinas de Gortari es el momento que el señor escogió para reaparecer.

Al igual que todos los priistas, Salinas está preparando el retorno del PRI a Los Pinos y de él mismo a la escena pública; quiere ser, y va a ser, un elemento fundamental en la vida interna del PRI, en el planchado de la candidatura de Peña Nieto, en la campaña y quiere ser, en caso de que el PRI regrese a Los Pinos, uno de los factores de decisión detrás del hombre del copetón.

Salinas amenaza con volver, de manera abierta, a la vida pública. Las memorias son la avanzada del ex presidente para tomar la temperatura.

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