Zafiro reactiva preocupación de Fundación Cuixmala

GUADALAJARA, JALISCO.- El regreso de los proyectos turísticos Tambora y San Carlos, bajo el nombre de Zafiro, en la bahía de Chamela, reactivó la preocupación de la Fundación Ecológica Cuixmala, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), que actualmente revisan la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) presentada por la Operadora Chamela, que representa el arquitecto Ari Nieto Vélez.

El coordinador científico de la Fundación Cuixmala, Álvaro Miranda, aclara que no han terminado el análisis del documento, pero el planteamiento es similar al de los desarrollos anteriores, que en 2006 obtuvieron la autorización de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de manera irregular y en 2008 claudicaron.

“Al ver que ya no podrían presionar en la Semarnat (por la salida de Ricardo Juárez de la Dirección de Impacto Ambiental, quien autorizó las MIA, a pesar del daño que generaría a la Reserva Chamela-Cuixmala), cancelaron los desarrollos y ahora deciden unirse para intentar que se apruebe. Reconocemos los derechos que tienen, pero les pedimos que se apeguen a los ordenamientos jurídicos vigentes y si los violentan, lo señalaremos. Y sentimos que los planteamientos siguen siendo de mucho impacto, principalmente por el abastecimiento del agua”.

Y es que Zafiro mantiene la propuesta de un campo de golf que requiere altos consumos del recurso hídrico, y el desarrollo en su totalidad verterá gran cantidad de contaminantes. Esto coincide con la declaración de Alberto Eltona, director de la región Occidente de la Conanp, durante su visita el miércoles pasado a Guadalajara
(EL INFORMADOR/11-02-2010).

Alberto Miranda reitera que esto no es compatible en el contexto en que se va a desarrollar, pues colindaría con la Reserva Chamela Cuixmala, una de las zonas más importantes del mundo para la conservación de especies y que cuenta con 17 ordenamientos que protegen los ecosistemas de 30 mil hectáreas.

“La escasez de agua es el factor que más nos preocupa. Pero vemos otros problemas, porque estos desarrollos vienen acompañados de modificaciones en la dinámica socioeconómica y socioambiental de la región, que detona crecimiento poblacional, demanda servicios e implica detonar infraestructura”.

El coordinador científico de la Fundación Cuixmala insiste en que no quiere emitir una opinión definitiva, pero de entrada habrá un impacto a los manglares y se desmontaría  selva baja y mediana, en el  60% del polígono de 900 hectáreas que abarca Zafiro.

Un aspecto que no incluye la manifestación de impacto ambiental es la densidad bruta que proyectan por hectárea. “La maquillan y es complicado saber qué quieren hacer, seguramente les pediremos más información”, que además permitirá comparar Zafiro con los proyectos anteriores de Tambora y San Carlos.

EL INFORMADOR / ALEJANDRA GUILLÉN