Jueves, 09 de Octubre 2025
Jalisco | Por Jorge Zul

Reloj de Asfalto

La ineptocracia

Por: EL INFORMADOR

¿Qué ha pasado aquí? Leo los peores crímenes con algo de hastío, las notas del periódico escupen una sangre que me es indiferente, los locutores de la televisión son el barro de la nada.

No creo que los secuestros, que las casas de seguridad donde se apilan víctimas o migrantes (no sé si es correcto llamar víctimas a los migrantes) y ese otro mar de atrocidades entre hombres pequeños sean el horror, sino un espejo, una consecuencia del horror.

Todo está conectado inevitablemente, la sangre que corre por las calles, la ineptitud que habita en los recintos de la gaya ciencia, las universidades y los burdeles (¿serán estos sinónimos?), no es sino el reflejo o la consecuencia de la ineptitud reinante y coronada.

Si las altas cámaras de los representantes del pueblo en todas sus expresiones son un nido de saturninos inmorales, sería justo decir que el pueblo es inepto. Pero si estos gordos senadores de una Roma que no pudo ser no tienen nada que ver con el pueblo y viven en un país que no existe y que soñaron, entonces no es justo decir que el pueblo es inepto, sino que acaso sea víctima de un secuestro en una casa de seguridad llamada México.

Porque los representantes de la ineptitud hacen su trabajo impecablemente. En las calles veo personas con grandes talentos, voluntades de acero, capacidad creativa y una desquebrajada cortina de incorruptibilidad. Estas personas están desempleadas, son mal queridas, tratadas como basura en trabajos donde los ineptos son laureados, como Napoleón en sus mejores días.

Ahora bien, si un inepto se casa con su primo inepto de distinta ideología, tendrán un hijo hiper-inepto de ideología mixta. Esto de acuerdo con alguna ley de biología que dice que el casamiento entre primos y hermanos por largas generaciones produce clases políticas, digo, perdón… usted, querido lector, me entiende.

Lo que quiero decir es que el matrimonio entre iguales (en este caso peores) consanguíneos políticos de ideología de veleta, nos dará hombres, partidos, leyes, jurisprudencia y otras falacias que harán de aquel dicho del gran Groucho Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”, parecer lo más cercano a la incorruptibilidad.

El futuro político, imagino, será la dictadura del proletartido único cuyo nombre será forjado por todas las siglas de todos los partidos existentes (incluido el IEPC), en un orden decidido por niños gritones en el más puro estilo de la Lotería Nacional Para la Asistencia del Sindicato de Maestros y en el segmento final del programa de Javier López Chabelo. Huelga decir que el pueblo pasará a la Catafixia.

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