Lunes, 13 de Octubre 2025
Jalisco | Según la CEDHJ, estas prácticas fomentan la violación de los derechos humanos

Excesos policiales, constante en las revisiones de rutina

La recomendación 29 de la CEDHJ subraya que estas prácticas fomentan la violación de los derechos humanos

Por: EL INFORMADOR

Con la mira en automovilistas. Conductores de autos suelen ser sujetos a esta práctica policial. EL INFORMADOR /

Con la mira en automovilistas. Conductores de autos suelen ser sujetos a esta práctica policial. EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (21/JUL/2013).- “Al estar esperando un camión para acudir a mi trabajo, en los cruces de las avenidas Revolución y la Calzada Independencia, arribaron dichos elementos a quererme practicar una revisión de rutina, a lo que me quise oponer, por lo que dichos elementos comenzaron a golpearme en diversas partes de mi cuerpo con puntapiés y puñetazos, incluso también me propinaron varios golpes a base de toletazos, con los cuales me ocasionaron fracturas en mi mano izquierda. Después de que me estuvieron golpeando sin ninguna justificación, ya que yo les decía que iba a mi trabajo, me cargaron y me aventaron como si fuera un bulto a la parte trasera de la camioneta, lo que ocasionó que me lastimara aún más mi mano izquierda. Ya cuando me llevaban a los separos municipales, en la parte trasera de la camioneta me siguieron golpeando e insultando. Aunado a lo anterior, también deseo manifestar que los elementos me robaron mi cartera con mis identificaciones y con mil 500 pesos”. Queja 1782/2007/I.

Ésta es una historia real, una de 30, una de tantas. La recomendación 29/2009 de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) acreditó que 71 policías de Guadalajara habían cometido excesos al querer hacer revisiones de rutina a ciudadanos. Sin ningún mandato judicial y sin justificación legal alguna, los uniformados fueron acusados de exigir a los ciudadanos que sacaran sus pertenencias, de “sembrarles” droga, de robarles dinero, de golpearlos y, en algunos casos, hasta de torturarlos. Una de las consecuencias de esa recomendación es que, hoy, la Policía de Guadalajara afirma, a información solicitada vía sus recursos de transparencia, que prohibió estas prácticas a sus elementos.

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“Después de estar en casa de una amiga me dirigía a mi casa y, en los cruces de las calles Hacienda la Quemada y Hacienda La Purísima, una unidad de la Dirección de Seguridad Pública del municipio de Guadalajara me marcó el alto y se cruzó de forma repentina frente a mi auto. Dos elementos se bajan de dicha unidad y nos abordaron pidiéndonos que nos bajáramos, para una revisión de rutina. Por razones obvias temí que hicieran algo conmigo, pero le dije al policía que si me iba a detener, que me permitiera estacionar mi auto por lo menos, ya que estaba en medio de la calle, contestándome: ‘No, vas a hacer lo que yo diga, yo soy la autoridad’. Le volví a hacer la misma petición y esta vez me contestó molesto: ‘Que no, ¿no vas a entender? En ese momento me arrebató de las manos la llaves del auto [sic] y con una actitud de reto me dijo: ‘Ah, ¿sí? Ahorita vas a ver cómo te vas a bajar’. En ese momento llegaron más elementos y cuatro de ellos se subieron a mi auto a golpearme, uno en los testículos, otro en la cara y el tercero me tomó del cuello y me estuvo apretando para que no me soltara. No conformes con esto, me desgarraron mi camisa y pantalón, dejándome semidesnudo y sin un zapato. Después de bajarme, me aventaron a la patrulla y el mismo policía que me pidió que me bajara me dio una patada en mis glúteos y después me puso las esposas en mis muñecas de ambas manos, las cuales apretó exageradamente, y continuó diciendo: ‘¿No que no te bajábamos?’”. Queja 7879/08/I.

Para Francisco Macías, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo, las detenciones arbitrarias son la puerta de entrada a problemas más complejos: extorsión, corrupción, tortura y ejecuciones extrajudiciales. “Estamos muy atrasados en la capacitación correcta de los policías en materia de derechos humanos”. Aunque la autoridad diga que todos sus elementos están capacitados, no sirve de nada si no se nota en la forma de operar de los elementos.

Las revisiones de rutina son una constante en Guadalajara, y en la recomendación 29/2009 parece arrojar hay un perfil determinado de ciudadanos que son detenidos por los policías para realizar estas prácticas: hombres, mayores de edad, conduciendo autos por la noche.

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“Me dirigía a mi trabajo, siendo acompañado por mis ayudantes, momentos en los que la Policía Municipal de Guadalajara nos detuvo y revisaron el vehículo, encontrando un cuchillo en la herramienta de trabajo. Un policía se acercó a mí con un envoltorio conteniendo mariguana, manifestándole que esa droga no era mía ni de mis acompañantes; dichos policías dijeron que cómo le hacíamos para que se fuera cada quien feliz, momentos en los que me pidieron una lana para arreglar el problema, a lo cual les dije que yo no tenía ningún problema, porque esa droga no era mía. Una vez que avanzamos dirigiéndose hacia los separos de la policía municipal me dijeron que por qué no jalé, que ahí me iban a cobrar 12 mil pesos, eso es lo que en realidad pasó. A mis ayudantes les apretaron las esposas, se inventaron hechos falsos sobre un supuesto altercado con un taxista, mismo que nunca lo vimos ni sabíamos quién haya sido”. Queja 9711/08/I.

El 29 de diciembre de 2009, en un texto de 329 páginas que recogía 30 investigaciones que llevaron hasta tres años, la CEDHJ le pidió al entonces alcalde interino de Guadalajara, José Antonio de la Torre, que girara instrucciones al personal de la Dirección de Seguridad Pública Municipal para que suspendiera de inmediato y de manera permanente la práctica ilegal de las llamadas revisiones de rutina o revisiones precautorias, “y otras cuya realización se lleve a cabo de manera aleatoria o surja de supuestos basados en la sospecha o cualquier acto que contravenga las garantías de seguridad jurídica establecidas en los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

A casi tres años de los hechos, la Policía de Guadalajara respondió a este medio, vía transparencia, que las revisiones de rutina están canceladas.

Sin embargo, apenas el miércoles pasado se volvió a presentar una supuesta detención arbitraria: un joven que grabó la detención de un tercero fue capturado por el cargo de entorpecer la prestación de los servicios públicos municipales.

El caso, de nuevo, ya está en la CEDHJ, al igual que el caso de Pável Ocampo, quien, por grabar las manifestaciones del 1 de diciembre pasado, en Expo Guadalajara, también fue detenido.

TELÓN DE FONDO

Los graves riesgos


La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) tiene un número que permite medir el tamaño de los abusos policiales, sobre todo las revisiones de rutina: llegan a ser dos quintas partes de las quejas ciudadanas (EL INFORMADOR, 13/JUL/2013). El caso más reciente ocurrió la semana pasada: un joven se detuvo a grabar con su celular un arresto policial en Avenida Chapultepec y, por eso, pasó la noche en una celda.

Hoy, al menos dos ayuntamientos afirman que eliminaron esa práctica: Tlaquepaque y Guadalajara, el mismo cuyos policías protagonizaron el caso de la semana pasada. Los demás ayuntamientos admiten que las emplean, sin mostrar los protocolos con que las regulan. Y en eso reside el mayor peligro de esta práctica, advierte el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad): no sólo porque los policías actúan por su cuenta, sino por el riesgo de que cometan abusos que, en un caso extremo, pueden terminar en una ejecución extrajudicial.

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