Jalisco | En el bar Euro, after clausurado ayer por la PGR, se vendían drogas, bebidas alcohólicas adulteradas y se permitía el acceso a menores En el “País de las Maravillas” En el lugar el ambiente es denso, humo, música electrónica muy fuerte y bastantes jóvenes Por: EL INFORMADOR 14 de abril de 2010 - 04:01 hs GUADALAJARA, JALISCO.- “Serán 24 horas más de ‘party’” menciona Susana, una joven de 19 años que vive en Puerta de Hierro, y que está feliz porque el lunes no hay que ir a la escuela. “Es puente, así que aún hay mucha marcha”, dice. Son las seis de la mañana con cinco minutos del domingo, pero pareciera que son las 10 de la noche. La gente todavía trae mucha cuerda. Hay una larga fila para entrar al bar Euro, ubicado en Galeana y Prisciliano Sánchez, en pleno Centro de Guadalajara, donde anteriormente era el Salón Astoria. Es el After party de moda, clausurado ayer por elementos de la Procuraduría General de la República (PGR), y el en que se vendían drogas, bebidas alcohólicas adulteradas y se permitía el acceso a menores de edad. A pesar de la enorme fila, el acceso es rápido. No cobran cover en la entrada y la revisión de las dos personas que están como parte de la seguridad, no es minuciosa. De hecho, inexistente. En cualquier otro lugar, a Susana, sin duda, le pedirían alguna identificación. Pero aquí eso no aplica. “Solamente te paran y te revisan si te ven sospechoso”, dice. —¿Sospechoso en qué sentido? —Si los guardias no te ‘ubican’ como cliente de aquí, y creen que vienes a ‘vender’ y no a consumir, pues te revisan. Aquí sólo tienes que comprar lo de ellos, pero no te preocupes, tienen de todo… poppers, crystal y sobre todo ‘tachas’ y de las buenas, de las que pegan ‘chido’. Pasamos las dos puertas, una que da a la calle y otra más, dos metros adelante, que es para que se “encierre el ruido y para esconder todo lo que pasa adentro”, según me comentó Susana. De momento me dio un poco de pánico. Si se necesitara una salida de emergencia, ¿cómo saldríamos? Las puertas se abren hacia adentro del lugar, no para afuera, por lo que se haría un tapón impresionante. Ya adentro, la primera impresión me impactó a pesar de que la oscuridad no me dejaba ver más allá de tres metros. El ambiente es denso, humo, música electrónica muy fuerte y bastantes jóvenes con una energía increíble. No hay un olor en particular que domine. El DJ pone la canción Bad romance, uno de los últimos hits de la cantante Lady GaGa. Susana y sus amigos gritan de emoción. “Éste es mi mundo, mi País de las Maravillas. Esto debería ser diario. Yo sería feliz”, me dijo Susana, quien me presentó a tres amigos que venían de Aguascalientes. Me despedí, pues quería terminar de ver el lugar. Me encontré una casa vieja, obscura, semi remodelada, y dentro de ella grupos de amigos, jóvenes como Susana. Los baños, la clave de todo La “farmacia” y toda la “medicina” de su energía se consigue fácilmente en los baños. Son mixtos y a pesar de que hay un vigilante, pueden entrar a los privados de dos o tres personas, no importa el sexo. Puedes tardarte todo el tiempo que quieras. Haciendo fila para entrar a uno me topé con Carlos. Un chavo de 27 años que vive en la colonia Oblatos, viste una camiseta verde, tenis “Converse” rotos, y unos pantalones de mezclilla deslavados. Está fumando mariguana. El olor lo delata. Le pregunto dónde puedo conseguir mariguana aquí adentro. “El ‘Silver’ es un ‘dealer’ (distribuidor) que la vende”, me dijo. “Hoy no vino, pero está la ‘Pecas’, ella trae de todo lo demás. Vamos para que le compres, pero me das un ‘cuarteroncito’ de ‘tacha’”. Como si la hubiéramos invocado, la “Pecas” salió de un baño que estaba próximo a nosotros. Le compré una “tacha”, a 100 pesos la pastilla, y la partí en dos para darle la mitad a Carlos, quien me dijo que si le “pichaba” un agua. Llegamos a la barra de bebidas, la cual es muy escueta, luce pobre, no hay mucha variedad, sólo aguas naturales, “Gatorade”, cervezas, tequila y ron. Los precios son baratos. El agua cuesta 20 pesos, las bebidas energéticas 20; las cervezas a 10, y las bebidas alcohólicas no cuestan mucho más. Compré dos aguas, una para mí y otra para Carlos, la tomó y se despidió. Me invitó a que me uniera con sus amigos, que estarían al fondo del lugar. Le dije que luego los alcanzaría. La gente seguía llegando, el lugar ya estaba lleno. El tipo de personas variaba, o son como Susana, chica “bien” de Puerta de Hierro, o como Carlos, de aspecto “cholo”, y quien dijo vivir en Oblatos. Adentro eso no importa, es una sola clase social a la que nada más le interesa pasarla bien. Media hora después salí y me fui a mi casa para descansar un poco, pero con la intención de regresar. Susana me había dicho que la fiesta sería de todo el día, y que llegara a la hora que llegara, fueran las seis de la mañana, las dos de la tarde o las nueve de la noche, siempre estaría a reventar. Y así fue. A las siete de la tarde volví. Ya no había fila. De hecho, parecía que estaba cerrado. No se oía ni la música. Cuando ya me disponía a retirarme, abrieron la puerta, pues se iban dos personas. El encargado o vigilante me preguntó si iba a entrar porque volvería a cerrar. Estaba llenísimo. El ambiente seguía denso. Obscuridad, música electrónica a todo volumen y humo por todas partes. Pero ahora se agregarían olores penetrantes a sudor, orina, cerveza y vómito. Los baños ya estaban convertidos en pequeños cuartos de hotel. Prácticamente había sexo en vivo. Se podría decir que eso es hasta cierta forma normal, tomando en cuenta que algunas drogas que se consumen allí, como el Crystal, estimulan el deseo sexual. Aunque no se descarta que algunos lo hagan por el simple hecho de “cobrar” dinero para seguir consumiendo droga. Salí del baño y en la pista de baile me encontré de nuevo a Susana. La saludé y me preguntó que de dónde me conocía. Que si era el hermano de Pedro. Le dije que no, que cuál Pedro, que yo la había conocido a ella ese mismo día por la mañana cuando entramos. Se acercó y me dio un beso en la mejilla y me dijo: “Préstame 100 pesos, en la escuela te los pago. Vine sola y quiero otra ‘tacha’, me voy a ‘malviajar’ y no quiero que me llegue el ‘pasón’”. Le dije que no traía dinero, mas no le importó. Me dio otro beso y se fue. De repente oí que gritó. En el sonido se escuchaba otra vez el Bad romance de Lady GaGa. Se puso a bailar con los que estaban a su lado. Había encontrado nuevos amigos en su “País de las Maravillas”. Clausuran After en el Centro Temas Centro Histórico Clausura Especiales El Informador Lee También ¿Cómo era Guadalajara en el pasado? IA recrea la ciudad antigua Festival de la Carne en su Jugo en Guadalajara, lo que debes saber del evento FOTOGALERÍA: Aficionados alientan antes del partido contra Ecuador en Guadalajara Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones