Apoyo y entendimiento, claves contra el suicidio

GUADALAJARA, JALISCO (06/JUN/2016).- La sensación aislamiento y soledad es una de las causas más comunes del suicidio. Teresita Morfín López, profesora del ITESO y responsable técnica del estudio Prevención del suicidio. Un imperativo social, asegura que la comunicación y el apoyo familiar, pero sobre todo la atención psicológica son fundamentales para prevenirlo.

“Muchas veces los problemas no se hablan, no se conocen y eso se da con mayor constancia en las ciudades”.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Jalisco es el segundo Estado a nivel nacional con más números de suicidios, con 509 en 2014, sólo superado por el Estado de México que tuvo 642, y seguido por la Ciudad de México con 461 casos.

Además, este problema afecta principalmente a jóvenes entre los 20 y 24 años de edad, seguidos por aquellos que tienen entre 15 y 19. Morfín López dice que hoy, sobre todo en las ciudades, “los jóvenes están creciendo en soledad y no tienen herramientas suficientes para enfrentar situaciones en un mundo que cambia rápidamente. Además, estos jóvenes tienen padres ausentes porque están trabajando o porque ya no tienen energía”.

Everardo Camacho, profesor del ITESO y colaborador en el estudio, destaca que otro de los puntos importantes por los cuales los jóvenes se ven afectados es la falta de oportunidades. “Tenemos estos casos de los jóvenes que ni estudian ni trabajan, y no estudian porque no salieron en listas y no trabajan porque no encuentran empleo. Esto genera una sensación de desesperanza”.

Investigadores que participaron en el estudio proponen agrupar el apoyo familiar, el de pareja, la atención a los hijos y la intervención de un especialista para reducir al máximo las probabilidades de un suicidio o, en su caso, apoyar a quien lo intenta.

También crear políticas públicas para facilitar el acceso a la educación, al empleo y a la salud son relevantes para frenar esta situación.

UN PROBLEMA POCO VISIBLE

“Para prevenir el suicidio es necesario hablar de él”. Teresita Morfín López reconoce que faltan campañas y políticas públicas para frenar este problema que tanto afecta al Estado.

“No hablarlo en términos alarmistas, morbosos, sensacionalistas, sino como un tema humano y como una realidad, pero bajo una perspectiva que no sea ni condenatoria ni de estigmatización”.

A partir del estudio Prevención del suicidio. Un imperativo social, la profesora y sus colaboradores detectaron que capacitar a los médicos de primer contacto en los servicios de salud pública y a los maestros para detectar a tiempo a una persona con riesgo suicida, podría prevenir muchos de los suicidios.

Incluso, la Organización Mundial de la Salud ( OMS) recomienda a sus países miembros capacitar a todos los médicos, sobre todo los que no son especialistas en el área, para reducir de forma importante los suicidios.

ACTUAR A TIEMPO

¿Cómo prevenir el suicidio?

• Cercanía emocional dentro de la familia

• Apoyo en su círculo de amistades

• Programas de prevención

• Capacitación de médicos de primer nivel de atención

• Capacitación del personal escolar

• Políticas públicas que favorezcan el acceso a la salud, educación, empleo y seguridad

• Fomentar el autoestima

SABER MÁS

Principales síntomas:

• Aislamiento

• Pérdida de interés por actividades que antes realizaba

• Baja de calificaciones

• Frases sutiles como “vas a estar mejor sin mí”

• Comenzar a consumir alcohol o drogas

Grupos vulnerables

• Mujeres violentadas

• Hombres sin estabilidad financiera

• Jóvenes entre los 15 y 24 años con pocas oportunidades o en un ambiente familiar distante

• Personas con algún trastorno psicológico

• Personas que consumen alguna sustancia tóxica

• Personas con intentos de suicidio previos

AYUDAN A DETECTAR CONDUCTAS

Relevancia de familiares y amigos

Aunque identificar los riesgos puede ser difícil, Yolanda García Ávila, responsable del Programa de Atención Integral del Fenómeno Suicida del Instituto Jalisciense de Salud Mental (SALME), asegura que los círculos cercanos podrían percibir algunas conductas.

 “Sobre todo en los adolescentes y jóvenes. Dentro del círculo de amigos, si se les invita a salir y constantemente la respuesta es ‘no puedo’ o ‘tengo que hacer otras cosas’ y se aislan quedando en su recámara y prefieren dejar de estar en contacto con la misma familia, son conductas que nos tendrían que preocupar”, asegura.

 Sin embargo, la mayoría de las veces, según Teresita Morfín, el círculo de amistad los va dejando a un lado “y no porque ellos quieran, sino porque no están sensibilizados en que tal vez a su amigo le pasa algo. Entonces, el joven comienza a sentirse cada vez más solo”.

 Además, hay frases como “vas a estar mejor sin mí” o “ya vas a descansar, ya te voy a dejar en paz”, que deberían alertar a los padres. “Ahí es cuando hay que preguntar si algo pasa y, si es así, hay que escuchar, sin juzgar y sin regañar y acercarse a un especialista para poder ayudarlos”, recomienda García Ávila.
Después de detectar el riesgo. Especialistas aseguran que por más que un familiar o un amigo escuche a las personas, siempre se requerirá la ayuda de un psicólogo o un psiquiatra y seguir el tratamiento al pie de la letra.

 “El tratamiento psicológico es de seis meses a un año y no hay que dejarlo de lado y, si se necesita, la medicación debe seguirse como la recomiende un psiquiatra, Nunca hay que variar dosis porque hay probabilidades de una recaída”, asegura García Ávila.