Viernes, 24 de Mayo 2024

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Apostadores

El hombre sueña con la riqueza sin esfuerzo, en el entretenimiento de ganar dinero en forma emocionante y divertida

Por: EL INFORMADOR

Mientras perseguimos delincuentes organizados, que llevan droga a nuestros hijos, la sociedad está a expensas de los introductores de ludopatías sin que alguien lo impida.

Crece el gusto y la adicción a los centros de juego. A la ilusión de ganar un dinero fácil en las apuestas y en la suerte de los números, los dados o las cartas.
La mente se enferma cuando deja volar su imaginación y se olvida de que la realidad reclama del trabajo, para conseguir el pan de cada día.

Es un negocio, explotar la fantasía popular de hacerse millonario en un sorteo, rifa o lotería. Es más, han sido los propios gobiernos los que han regenteado y fomentado semejante ensoñación.

En casi todo el mundo son las mismas autoridades las que explotan la ilusión de la gente de ganar mucho dinero, con un pedazo de boleto y una suerte envidiable.

Hasta ciertas instituciones educativas han hecho grandes capitales a base de rifar casas y coches, con tal de acercarse recursos para continuar con su crecimiento y desarrollo. Pero al fin y al cabo, es aprovecharse de esa debilidad.

Es una costumbre tan antigua como el hombre mismo, eludir el trabajo y desear tener mucho dinero sin merecerlo. Que sea la fortuna o un milagro toparse con la riqueza. Al igual que los buscadores de tesoros perdidos, de cofres de oro ahogados en el fondo del mar o de piezas de cuantiosa valía olvidadas en el tiradero de un mercado de baratijas, en alguna ciudad del mundo.

El hombre sueña con la riqueza sin esfuerzo, en el entretenimiento de ganar dinero en forma emocionante y divertida. En generar recursos con extrañas sensaciones extremas, que sólo los estómagos expertos pueden soportar.

Tener la ilusión de ganarse la lotería algún día en la vida no está mal, pero sí el aferrarse a ello. Como decía un buen amigo, es el impuesto de los tontos. Pero el problema no queda allí, se convierte en necedad, en una terquedad de querer ganar a como dé lugar, a insistir una y otra vez hasta lograrlo.

Por eso se hace vicio, se repite insistentemente y no se puede dejar de hacer hasta que ya no se tiene con qué. De esta debilidad humana se ha hecho multimillonaria Las Vegas. De la ilusión y de la terquedad de seguir apostando.

Se han fijado de cómo alguien que gana, en vez de retirarse con sus utilidades, las vuelve a arriesgar con tal de probar que la suerte lo sigue acompañando y que vendrá más y más.

Pues esa flaqueza humana hace ricos a los que la saben explotar. Y ahora hasta se fomenta y estimula para que los tontos sigan divirtiéndose, comiendo y bebiendo, mientras les vacían los bolsillos con falsas ilusiones.

Por un lado queremos cuidar la salud, evitando las drogas, y por el otro le damos la bienvenida a las ludopatías.

Y por cierto, hay quien dice que el juego es más negocio que las drogas, y está limpio.

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