Vamos al cine

GUADALAJARA, JALISCO (16/MAR/2011).- La producción cinematográfica del Reino Unido procurando afirmar los valores de figuras históricas con el sentido humano y cercano a los jóvenes principalmente en quienes, tengan antecedentes o no, les comunica el conocimiento de su personalidad.

Son válidas reflexiones respecto al cine europeo y británico en su concepción actual. El poder de la narración audiovisual, ante concurrencia colectiva y cautiva influye en el subconsciente  con singular aceptación y asimilación en el espectador. Esta peculiaridad está de manifiesto en La Dama de Hierro y ahora El discurso del rey.

La historia del Rey Jorge VI de Inglaterra ante la potencial fuerza bélica germana se convierte en la narración dramática del hombre con limitaciones físicas. Conmueve y cobra actualidad su lucha por superar las limitaciones físicas; una de ellas la tartamudez, en momentos requirentes de elocuencia y determinación.

El líder requerido por el pueblo está impedido para afrontar el papel que la historia le asignó. Y sólo la tenaz disciplina establece la posibilidad de cumplir ante el micrófono, en aquel tiempo herramienta de comunicación masiva, más delante empleada por otros líderes sobresalientes como Winston Churchill.
Quizá esta entrega no fue totalmente ajena a intereses y la crítica internacional ha descargado críticas negativas a la función del Teatro Kodak de Los Ángeles durante la entrega del Oscar, que a su parecer no tuvo la espectacularidad deseada, pero esto no afectó a las asignaciones de la Academia. En esta ocasión el rey de la noche en la entrega del Oscar fue Colin Firth sin restarle mérito al directror Tom Hooper y la actuación complementaria de Geoffrey Rush.

Respecto a la función más esperada del año en el legendario Hollywood, hace ya algún tiempo se hacen comentarios sobre vaivenes influyentes de la política internacional, adheridos a preferencias y decisiones, pero no de los merecimientos de películas, directores y técnicos justamente agraciados.

Dios nos guarde de la discordia.