¡Pobre huerfanito!

En cambio, al éxito le sobran paternidades. Nuestro firmamento cortometrajista obtuvo el premio de Short Film Corner con Historia de un letrero, narración del efecto causado por el cambio de un mensaje; a su vez paradoja ampliamente conocida en el mundo de la publicidad: Cuánto puede cambiar la actitud hacia un producto mediante el acertado contenido del mensaje: Una limosna por favor… amplía el espectro de la miseria humana en la jungla urbana, dando un pequeño respiro a la contaminada ambientación de la indiferencia.

Una limosna por favor abre un espacio sólido a la incipiente carrera de muchos jóvenes estudiantes, universitarios o simples aficionados, al arte cinematográfico para quienes queda expuesto el amplio mundo de la creatividad, ahora mercancía tan escasa en todos los ámbitos de la actividad humana. Éste es su valor fundamental en la sociedad.

A cambio, aunque no se refiera al cine sino a otras expresiones artísticas, el fracaso ratifica su orfandad cuando surgen disputas por la autorización o negación para otorgar nombres a obras y acciones culturales. Juan Rulfo o José Clemente Orozco no tienen expedito el camino por parte de los herederos para quienes el nombre pesa y no se ve en la justificación de trayectoria propia a pesar del pedestal desde donde hubieran alcanzado fama, prestigio y distinción propias.

Las disputas por una u otra causa muestran la condición del hombre en su falta de quehacer para merecer. Que al paso de una oportunidad se lanza en pos de lo existente sin reparar en los méritos propios para hacer suyo el éxito. En estos casos hay más miseria que herencia.

Dios nos guarde de la discordia.