Nociones para ser un verdadero 'Esprinbreiquer'

GUADALAJARA, JALISCO (19/FEB/2016).- Tres amigos se reencuentran en Cancún con la idea de revivir sus mejores momentos y dejar de lado los tediosos días de rutina. De ese viaje lleno de sorpresas y grandes expectativas se trata “Esprinbreiquer”, una cómica puesta en escena —dirigida por Mauricio Cedeño— que estrena temporada mañana en el Teatro Vivian Blumenthal.

El actor y director fue invitado por Darío Rocas para llevar la batuta del montaje basado en un texto de Saúl Enríquez, en el que se aborda con un toque de comedia la historia de tres amigos: Brayan (Olaff Herrera) es un tipo en  silla de ruedas que se cree un “latinlover” y está listo para conquistar a todas las chicas que estén a su paso; Nacho (Joaquín Romero), que va a la playa en busca del amor de su vida, y Gastón (Darío Rocas), quien supone que vivir en Cancún es sinónimo de mujeres y diversión.

“Yo creo que la mejor manera de abordar la comedia es en serio, darle valor a la situación... a la palabra; creer que los personajes no están ahí para hacerte reír, sino para vivir una situación que parece chusca, cómica, incoherente o ridícula a los ojos de los que estamos fuera, y que pese a que tocan temas serios y profundos, finalmente a ti te da risa cómo lo asumen y abordan”, advierte el director de escena.

Cedeño recuerda que en una ocasión vivió un “Esprinbreiquer” (“spring break”, que se refiere a las vacaciones de primavera de estudiantes norteamericanos que suelen venir a divertirse a playas mexicanas) en el que le fue imposible integrarse: “Es una invasión en Cancún, tal cual, una invasión de chavitos en un plan de libertad y libertinaje a lo máximo, con un grado de sexualidad, drogas y rock and roll muy preocupante. Como mexicano, en el ‘spring breaker’ no eres nadie. Parece que vives en un lugar que no es tu país, porque los mismos mexicanos enfocan su energía en atender a esta gente y darles a lo que vienen”.

Jordi Vall, asistente de dirección, considera que el montaje trata sobre un viaje simbólico de tres amigos a la tierra prometida en un espejismo de un desdibujado Cancún.

“Van a buscarse a sí mismos, van a buscar el ‘Esprinbreiquer’ que llevan dentro en un espacio que les sirva de evasión de sus problemas personales, de sus responsabilidades, intentar recuperar o recordar estos momentos vividos hace muchos años cuando eran adolescentes, aunque signifique que hay cosas que son difíciles de asumir y superar”.