Michael Douglas, con hambre de triunfo

PARÍS, FRANCIA (14/MAY/2010).- No le cuesta trabajo llamar la atención. Michael Douglas sobrepasa por mucho la simple idea de ser un “actor famoso estadounidense”.

El mejor ejemplo lo dio ayer, cuando llegó a la Riviera francesa para el estreno mundial de su película Wall Street: Money never sleeps, que se presenta hoy en el marco fastuoso del Festival de Cannes, que se abrió el miércoles, hasta el 23 de mayo.
El jueves fue una jornada particularmente intensa en Cannes, donde tanto hubo lugar para Douglas y la pompa hollywoodense que lo rodea como para un equipo de artistas nudistas norteamericanas que protagonizan la primera película francesa presentada en la competición, Tournée.

Realizado por el actor francés Mathieu Amalric, el filme retrata a un grupo de artistas de striptease de gira (la tournée del título) por el interior de Francia, entre ellas Dirty Martini, una espectacular rubia que evoca por momento a Marilyn Monroe, en esa mezcla entrañable de sensualidad y vulnerabilidad.

Las exhuberantes artistas (que son bailarinas de exóticas en la vida real) desplegaron sus cuerpos voluptuosos en la célebre alfombra roja del Palacio de Festivales, bailando y agitándose antes de entrar a la sala de dos mil 300 personas donde se estrenó el primer largometraje dirigido por Amalric.

El dinero manda
Mañana será el turno del equipo de Wall Street: Money never sleeps, realizada por Oliver Stone y que cuenta en el elenco con el propio Douglas, el popular Shia LeBeouf (estrella de Transformers) y Carey Mulligan, de subir las escaleras del Palacio de Festivales.

Esperado por fotógrafos y admiradores el jueves frente al hotel Palais Stéphanie, frente al litoral de Cannes, Michael Douglas repite en el filme de Stone su papel de Winnie Gekko, el tiburón de las finanzas de la exitosa primera Wall Street de la década de los años ochenta, con Charlie Sheen, pero esta vez en un Wall Street en crisis.

La secuela de Wall Street se presenta en la selección oficial de esta edición número 63 del mayor certamen cinematográfico mundial, pero no compite por la Palma de Oro, que será atribuida por un jurado internacional presidido por el cineasta estadounidense Tim Burton.

Ayer se presentó también otra película en competencia, Chongqing Blues, que explora los cambios personales y sociales en China a través de la historia de un padre que parte en un viaje tras la muerte de su hijo a manos de la policía, para tratar de entender quién era y qué sucedió.