Viernes, 17 de Octubre 2025
Entretenimiento | A la caza de proyectos ambiciosos

Los guiones dictan la industria: Fernando Rovzar

El productor, parte de la empresa Lemon Films, reflexiona sobre las propuestas nacionales

Por: EL INFORMADOR

Fernando Rovzar (de saco negro) asiste al FICM como parte de la productora Lemon Films.  /

Fernando Rovzar (de saco negro) asiste al FICM como parte de la productora Lemon Films. /

MORELIA, MICHOACÁN (17/OCT/2011).- Lemon Films se ha convertido en el sinónimo de los grandes proyectos cinematográficos en México. Basta decir que Matando cabos, Kilómetro 31 y Salvando al soldado Pérez se convirtieron en grandes éxitos de taquilla “porque se salían de lo común”.

Apostarle a lo “raro” y poco convencional ha sido la filosofía de Fernando Rovzar, quien junto con su hermano Billy se han convertido en los “reyes midas” de la gran pantalla mexicana, como lo demuestran los ejemplos anteriores. Y anuncia que va por más. Menos mediático que su hermano, aunque siempre atento a los grandes proyectos, Fernando se encuentra en Morelia para desempeñar diversas actividades en el Festival Internacional de Cine (FICM) que se celebra en la capital del Estado.

Entre compromisos, fiestas y negociaciones, el productor se da tiempo para reflexionar sobre el estado del cine mexicano, las apuestas futuras que tiene Lemon Films en cartelera y la posibilidad de encontrar una fórmula mágica que haga que el espectador nacional le vuelva a tener plena confianza al cine azteca.

— ¿Cómo pinta el futuro laboral luego del éxito que significó “Salvando al soldado Pérez”?


— Este año filmamos una película que se llama Charro misterioso, que se ubica en el México de la década de los años ochenta y se trata de un ladrón de bancos, esperamos estrenarla a finales de este año o principios de 2012. Este año también filmamos Después de Lucía y la dirige Michel Franco (Daniel y Ana). En 2012 estrenaremos en enero La última muerte, película que hicimos con Kuno Becker hace dos años. Entre marzo y abril estrenamos la Casa de mi padre, con Gael García, Diego Luna y Will Ferrell, hablada español. Ésa cinta la coproduje con mi hermano, pero no como Lemon Films, sino a título personal con una empresa que se llama Nala, asentada en Los Ángeles. Ah, y estamos planeando hacer dos obras de teatro.

— ¿Por qué sientes que el público mexicano es reacio a ver su cine?


— Mucha gente se queja de que no hay suficientes salas y todo lo demás. Nosotros (él y su hermano Billy) jamás hemos pedido un favor especial para entrar al cine. Las películas que han funcionado lo hacen porque la gente va y porque el público decide recomendarlas de boca en boca. No podemos pedirle a la gente que pague su boleto y no entregarle cine de calidad. La calidad me refiero en la hechura, no en la historia, que es algo que siempre se va a prestar a debate, pero técnicamente debe estar realizada de forma impecable, con buena luz, música, sonido. Lo mínimo que podemos hacer por ellos es hacer algo de calidad, que al menos entretenga, esa es nuestra prioridad.

— ¿Consideras que con Lemon Films han encontrado “la fórmula” para tener éxito en la taquilla?


— No existen fórmulas mágicas y también es cierto que nos ha ido mal, pero independientemente de eso vamos a seguir haciendo películas que nosotros pagaríamos por ver. Yo me considero el primer espectador en cada cinta donde trabajo.

— Cuando se lanzó “Kilómetro 31” se decía que Lemon Films era pionero en la resurrección del cine de terror mexicano. Ya con el tiempo se demostró que si bien fueron pioneros, el género jamás se retomó, ¿qué pasó?


— La verdad no tengo idea. Cuando la lanzamos y tuvimos buenos resultados sí pensamos que era la oportunidad de que allí se detonara el estreno de muchas películas de terror muy buenas, especialmente ahora que muchas funcionan con presupuestos bajos. Así pasó en Japón hace 20 años y no porque nosotros lo hayamos detonado, sino porque ya existe ese género en nuestro país. Además me parece raro porque el género tiene mucho éxito en México. Nos gusta que nos asusten en el cine (risas), pero jamás llegó una película que aprovechara la ola que levantó Kilómetro 31. Tampoco pasó como en Matando cabos, cuando la presentamos yo y mi hermano decíamos “ojalá en unos dos años alguien haga una mejor escena de acción que la que hicimos en el Estadio Azteca”, ¡y no! No niego que el cine nacional ha avanzado mucho, sobre todo en festivales. México está considerado como uno de los países con más talento ante el resto delos países, pero en la taquilla doméstica seguimos tratando de encontrar un método que funcione.

— Con “Salvando al soldado Pérez” tuvieron mucho éxito, inCluso fuera de México, ¿pero por qué al cine mexicano le cuesta tanto trabajo salir de nuestras fronteras?

— México es un líder no sólo regional, sino mundial en cuestión de entretenimiento. El grave error es que nosotros mismos nos sentimos chiquitos. Vemos nuestra industria y pensamos “es que el cine mexicano es chico, no somos Harry Potter”, nosotros nos achicamos en vez de llegar como los brasileños o los coreanos, pateando puertas y diciendo “éste es mi cine”. Creo que durante los años ochenta y los noventa estuvimos tan ahuyentados de nuestro cine porque era muy malo, que esa idea se quedó en nuestra mente y nos ha costado borrarla.

— ¿Qué tienen que decir como productores?


— Como productores le tenemos que decir a los guionistas que la industria es tan grande como la que ellos se imaginan. Los guiones dictan la industria y quienes los escriben tienen que idear una industria más grande, con películas más ambiciosas que toquen temas complejos, atrevidos y más allá del drama y la crítica social. Tenemos que comenzar a tocar la fantasía, la ficción, comedia, drama, romance, todo. Lo que más me gusta es que un guionista me ponga cosas que piense “híjole, cómo le hago”, porque allí está el reto. No me estoy quitando responsabilidad, todos tendremos que hacer algo para levantar grandes películas mexicanas.

Juan Francisco González Rodríguez, enviado

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