Guillermo Fadanelli defiende la novela como un arte

GUADALAJARA, JALISCO.- Guillermo Fadanelli dijo en alguna ocasión que "publicar era un acto impúdico". Y es que para este escritor mexicano, según explicó entonces, resulta más enriquecedora la labor de la lectura que la propia escritura. "Cada día me avergüenzo más de sacar nuevos libros en un tiempo donde la literatura ha dejado de ser un valor trascendental y ha dejado de influir en la vida social", explicó.

Sin embargo, la novela titulada ¿Te veré en el desayuno?, publicada originalmente en 1999, ha vuelto a ver la luz una década después a raíz de una propuesta planteada por los editores de Almadía, con motivo del cuarto aniversario de esta casa editorial oaxaqueña.

Si bien Fadanelli insiste en que "uno no debería volver la vista atrás y olvidar cuanto antes lo que se ha escrito", aceptó de buena manera esta reedición debido a que en su momento ¿Te veré en el desayuno? tuvo escasa difusión. Ponerla en circulación de nuevo, de acuerdo con el autor, es para "ver si encontramos nuevos lectores u otra sensibilidad que la reciba".

La crítica ha tildado ¿Te veré en el desayuno? como una de las obras más destacadas en la creación del autor con todo y su poca difusión. Para el propio Fadanelli, sin embargo, esta adjetivación dista de su realidad como creador literario, "especialmente porque es una novela que… En realidad no soy muy afecto a ponerle epítetos a la literatura, prefiero la idea del relato como un fragmento de la historia del lenguaje", advierte.

En palabras del propio Fadanelli, ¿Te veré en el desayuno? es una historia que hace de la ciudad su escenario -si no es que el personaje más importante-, "una ciudad reptil, saurio, que devora cualquier tipo de sensibilidad y de entusiasmo". En ella participan cuatro seres "desgraciados, indefensos ante la maldad de los poderosos, pero sobre todo, sin ideales importantes, sin altura trágica. Seres pusilánimes que se encuentran e intentan en algún momento construir un poco de felicidad. Esta novela es un conjunto de malentendidos, porque uno no es consecuencia de su vocación ni de un plan determinado. Siempre es el azar el que va determinando tu vida. La vida se construye a posteriori".

Fadanelli prefiere ver la novela como un arte. El tema, asegura, es lo de menos. "Lo importante es cómo logres trasminar tu angustia y desasosiego en palabras". Respecto a ¿Te veré en el desayunto?, dice que "es la novela con la que más he quedado satisfecho, en el sentido de que, de principio a fin, fue construida sin desesperación, con mesura y con una especie de dictado subjetivo. La construí poco a poco y las piezas fueron tomando su lugar conforme la escritura avanzaba".

La satisfacción que ¿Te veré en el desayuno? le sigue produciendo a Fadanelli tiene que ver con el hecho de que es una obra escrita de manera sencilla, construida con un lenguaje accesible y que refleja su odio al virtuosismo. "No me gusta la exhibición de virtudes. Prefiero que la reflexión esté detrás, haciendo que cada palabra tenga peso, pero que no sea una exhibición de ingeniería lingüística. Exhibir el talento me parece patético. Lo que yo busco en la construcción de una historia es encontrar la sabiduría y la capacidad de transmitir".

Con la edad, Fadanelli ha establecido una "relación diferente con los libros". Cuenta que, a sus 46 años, está "en una época de relectura. Me interesa cada vez más el ensayo. Y claro que también seguiré escribiendo para revistas, porque tengo que vivir y pagar la renta. Pero como no soy muy ambicioso en las cuestiones materiales, creo que puedo dedicar más tiempo a la lectura".