Filmar concierto de Rolling Stones obsesionaba a Scorsese

NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- Martin Scorsese y Mick Jagger se han convertido en una pareja muy productiva. Este fin de semana se estrena “Shine a light”, la filmación que hiciera el cineasta de los dos conciertos de Rolling Stones en el teatro Beacon de Nueva York, pero al mismo tiempo, trabajan en el guión de otra película. De hecho, un proyecto llevo a otro.

Scorsese explica en una entrevista cedida por la distribuidora de la cinta: “Yo he visto a los Rolling Stones muy seguido a lo largo de los últimos años porque Mick y yo teníamos el plan de hacer una cinta sobre la industria de la música. Pero de pronto me di cuenta de que consciente o inconscientemente lo que siempre he querido es filmar esos conciertos. Así que primero concretamos Shine a light”.

Respecto al siguiente proyecto, el cineasta comenta: “Es una historia sobre las reglas y las rudezas que se viven en la industria musical, no específicamente sobre alguna banda”.

Respecto a su interés por filmar un concierto de los Stones, Scorsese lo explica como una obsesión: “Creo que su música está en mí porque tiene una base de blues y yo adoro el blues. Mi hermano tocaba la guitarra y mi padre también, aunque yo nunca lo vi, tenemos algunas fotos de él tocando la mandolina. Además, las canciones de los Rolling Stones me remiten a Kurt Weil y Bertolt Brecht con su “Opera de los Tres centavos”. El barrio donde crecí se parecía mucho al mundo de esa ópera”.

Aclara que la cinta no es un documental sobre la banda: “Honestamente yo simplemente quería retratar el concierto. Ahí vemos a varias de las más grandes estrellas actuando en diferentes niveles de madurez. Y también me interesó capturar los cambios que ocurren en el público que avanzan hasta llegar al éxtasis, lo cual es una reacción primitiva”.

Para la filmación se emplearon 18 cámaras y un equipo de producción al mando del cinefotógrafo Robert Richardson (ganador de un Oscar).

“Una vez que tuvimos juntas a las dos maquinarias —la de las cámaras y luces por un lado y la de los Stones por el otro— fue impresionante. No puedo describir la adrenalina que sentí las dos horas que duró el concierto”. Sin embargo, aclara que la experiencia fue peculiar porque le pareció que el concierto duró minutos.