Jueves, 09 de Octubre 2025
Entretenimiento | El pintor y violinista Bernardelli visitó por primera vez Guadalajara hacia 1886

Félix Bernardelli en Guadalajara

Hoy por hoy, se teje en torno a la importancia del maestro sudamericano en la cultura regional de finales del siglo XIX y principios del XX

Por: EL INFORMADOR

Sin duda que el artista brasileño Félix Bernardelli encontró en Guadalajara muchas respuestas vitales. Sin esta premisa, qué sentido hubiera tenido su permanencia de 16 años por estas tierras. De hecho, aquí no solo canalizó afanes artísticos y sentimentales sino que también le alcanzó para enfrentarse a su muerte. Muerte absurda si ustedes quieren, pero con la dosis suficiente para ayudar a construir la leyenda que, hoy por hoy, se teje en torno a la importancia del maestro sudamericano en la cultura regional de finales del siglo XIX y principios del XX.

El pintor y violinista Bernardelli visitó por primera vez Guadalajara hacia 1886. Esta visita le permitió, además de saludar a su hermana Fanny, sondear con mirada intuitiva las bondades del -entonces- claro Valle de Atemajac. Acto seguido, reanuda sus correrías por Europa pero, estamos ciertos, ya modificado por el firme propósito de retornar en definitiva. Esto sucedería arribado el año 1892.

Pero vamos por partes. ¿Cómo era el ambiente cultural de Guadalajara a fines del siglo XIX? Para ciertos viajeros era muy boyante y saludable; para los pintores maduros resultaba -si nos atenemos a su producción- propicio; pero para los jóvenes artistas  resultaba limitado y asfixiante. Gibbón, en el primer caso, observó con un evidente lente distorsionador el despliegue de las artes locales. Su libro donde califica a Guadalajara como “La Florencia mexicana” es a todas luces exagerado aunque hay que reconocer que su visión de la atmósfera, arquitectura y gentileza tapatías si concuerdan con la belleza y singularidad que testimonios fotográficos y escritos nos han legado. En el segundo caso ubiquemos a los maestros Felipe Castro, Carlos Villaseñor, Pablo Valdez y José Vizcarra. Estos señores mostraban buen nivel en sus obras, congruencia con las tendencias decimonónicas y (vayan ustedes a saber) una aparente conformidad con las retribuciones sociales y artísticas aquí encontradas. En el tercer caso pensemos en los noveles discípulos del taller de Bernardilli, asi como en la infinidad de pintores, literatos e intelectuales quienes, por ese entonces, comenzaron con un impresionante flujo migratorio hacia las posibilidades y renovadores horizontes que tanto la ciudad de México como Norteamérica y Europa brindaban.

ENRIQUE NAVARRO

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