Españoles, orgullosos de ''Cars 2''

MADRID, ESPAÑA (01/JUL/2011).- Después de recorrer circuitos domésticos en su primera entrega, Cars 2 de Disney y Pixar se abren al mundo y se ven envueltos en una intriga de espionaje en su secuela, en la que participaron los técnicos españoles Eduardo Martín Julve y Juan Carlos Navarro.

Julve, quien es director técnico de iluminación, y Navarro, animador, presentaron en Madrid esta cinta que, bajo la dirección del pionero en la animación digital, John Lasseter, y con las voces en la versión original de Owen Wilson, Emily Blunt y Michael Caine, llega precedida por más de 80 millones de dólares en menos de una semana de exhibición en Estados Unidos y sin contar la buena recaudación que obtuvo en otros países, entre ellos México.
“En la primera película, Rayo McQueen y Sally tenían una secuencia en un cine de estos americanos al aire libre y era una película de coches con espías. Entonces vieron el potencial”, explica el director técnico de iluminación, cuyo mayor reto en la película ha sido recrear la ciudad más brillante del mundo, Tokio, para una carrera de coches.

“Además, durante la promoción internacional de Cars, se preguntaron “¿qué pasaría si nos los lleváramos de paseo por todo el mundo?’”, prosigue Julve. Y así, además de la capital de Japón, también son escenarios de esta intriga internacional París, Londres y un híbrido de Mónaco y Amalfi, creado por ellos mismos, llamado Porto Corsa.

Y como hilo argumental de la trama se desarrolla una intriga en la que los intereses petrolíferos juegan un papel fundamental. “Es una manera muy divertida de sacar a estos personajes que ya conocemos, sacarlos a otro entorno y meterlos en situaciones divertidas de acción, con mucha comedia”, explica Navarro.

Y es que en efecto, como sucede en el cine de animación que propone Pixar a los espectadores, el mensaje emocional acaba brillando, y Cars 2 no deja de ser la historia de dos amigos -el auto de carreras McQueen y su ayudante, la vieja grúa Mate- que discuten por lo profesional pero tendrán que reconciliarse apelando a los valores importantes de la vida.

Este esfuerzo requirió que cada animador se metiera en la piel (o en la lámina, mejor dicho) de un automóvil, y el resultado salta a la vista en cada secuencia de carreras, aunque también requiere agudizar la vista y estar atento a los detalles.