Eagles of Death Metal retoma su gira por tercera vez

BOGOTÁ, COLOMBIA (11/MAR/2016).- Eagles of Death Metal ha vuelto a la carretera. La rotura de un tendón de su cantante o las duras secuelas psicológicas en la banda de rock tras ser protagonista involuntaria del 13-N en París, no han impedido que los chicos de Jesse Hughes recuperen el ruido y las ganas de pasarlo bien.

Después de suspender por dos veces su gira europea, los estadounidenses aterrizaron en Bogotá (Colombia) esta semana para inaugurar la sexta edición del festival Estéreo Picnic. Era la primera cita latinoamericana (Sao Paulo, Buenos Aires y Chile les esperan este mes) y no defraudaron al respetable.

Con Eagles -ese es el nombre que corea el público-, la experiencia musical tiende a ser memorable y gamberra. En el primer acorde ya se muestra el contenido sin complejos: sudor, descargas eléctricas, testosterona y contundencia musical. Sí, es la receta clásica del universo rock.

A ello hay que sumar el hecho diferencial de la banda, el bigotudo Jesse "Boots Electric" Hughes. En el escenario, con camiseta negra estampada, tirantes rojos, gafas de sol y tupé, el cantante enseña el dedo recuperado de la lesión y empieza la alegría de vivir.

A primera vista, el líder de EofDM recuerda al típico amigo del instituto, simpático, un poco loco, que se ríe de sí mismo pero que sabes que no va a llegar muy lejos.

Ya, en las tablas, a los ojos de todos, te  das cuenta que se va a ligar a la chica más guapa del instituto -en este caso, del público- y que te va a dejar con un palmo de narices.

Es el rey de la pista y su autoridad es definitiva desde el primer minuto de la actuación cuando arrancan los acordes de "Only Want You". Por si no estaba claro quién está al mando, un dibujo luminoso de Jess vestido de Tío Sam al fondo de la escena nos lo recuerda entre fogonazos de luz y riffs de guitarras.

La gira de presentación de su último álbum "Zipper Down" (Downtown Records, 2015) tiene un esquema sencillo: ramalazos de rock apabullante interrumpidos por declaraciones -chistosas- de "Boots".

Con sencillez, se suceden canciones como "So easy", "Compexity" o la celebérrima "I Want You So Hard", mientras nuestro protagonista alaba a las evidentes bellezas femeninas locales, intenta hablar en español -"Dame tu amor"- o enciende a las masas con la aduladora frase "son el mejor público".

Todo ello regado con el estilo macho "desgarbado, con peligrosos momentos de exaltación de la amistad y con el saludo, brazo en alto, de lo que llama la Wikipedia "mano cornuta", que no es otra cosa que los habituales cuernos que popularizó el heavy metal y que son uno de los símbolos de la banda.

El espectáculo se desacelera cuando la banda interpreta una versión de "Save a Prayer", una tierna composición de 1982 del grupo británico Duran Duran, incluida, sorprendentemente, en el último álbum.

Quizá sea uno de los pocos momentos de "falsa" calma después de que el respetable haya bailado y coreado himnos de cantina como "Cherry Cola" o "Silverlake (K.S.O.F.M.) sin romperse las cervicales.

En el caso del concierto en Bogotá, el otro pilar del grupo, Josh Homme, no apareció al mando de la batería y, parece ser, que no se le espera en la gira latinoamericana.

El también cantante y líder de Queens of the Stone Age se encuentra, entre otras actividades, con la promoción del disco "Post Pop Depresion", en colaboración de otra alma perdida que responde al nombre de Iggy Pop.

La ausencia, sin embargo, no deslució el concierto. La compenetración entre el cantante y el barbudo guitarrista Dave Catching - probable hijo perdido de Billy Gibbons de la legendaria banda ZZ Top- fue escandalosa como quedó demostrado en el duelo de guitarras que ambos tuvieron al final de la noche.

Tras casi dos horas de espectáculo, la fiesta se acaba. Este primer concierto para retomar, ojalá definitivamente, una triste gira que se truncó por el terrible atentado en la sala Bataclan de París. La banda, sin mostrar dolor en ningún momento, mantiene viva la llama del rock and roll.

Solo un breve detalle recuerda lo que pasó en aquel noviembre parisino: la inclusión la gala de la canción "I Love You All the Time", un tema que sirvió para recaudar fondos de ayuda a la víctimas de los ataques terroristas en Francia. El espectáculo debe continuar.