Anne Hathaway seduce con su actuación

CIUDAD DE MÉXICO (22/ENE/2011).- Aunque al principio la cinta De amor y otras adicciones sería una comedia, finalmente el director Ed Zwick propuso escenas y giros más atrevidos, situación  que exigió a los protagonistas a mostrar su belleza sin censura.

De ahí que la actriz Anne Hathaway  se vio en la necesidad de cuestionar su participación, no obstante la también protagonista de El diablo se viste a la moda optó por asumir el reto de mostrar por vez primera su cuerpo al desnudo.
Al respecto, la intérprete afirma que finalmente no fue tan complicado asumir su papel y las necesidades de éste, pues asegura que desde pequeña vio cine con desnudos, así que cuando se le informaron las condiciones de la historia de inmediato aceptó. “Sabía que a mis padres no les encantaría, pero también sabía que la razón por la que me siento tan cómoda con la desnudez es que me permitieron ver películas con desnudos de niña”, cuenta en una entrevista difundida por la distribuidora Fox.

“Nunca me pareció raro ni excepcional, así que creo que tienen que mantenerse firmes en sus lecciones y valores”, añade Hathaway. Es la primera vez que la actriz de 28 años de edad muestra su cuerpo, catalogado por varios como uno de los más agraciados en la Meca del Cine.

Antes de ello había mostrado un poco su figura en Secreto en la montaña, su lado sexy en Día de los enamorados o sus torneadas piernas en la versión fílmica de Super Agente 86.

Ahora en De amor y otras adicciones, Anne interpreta a Maggie, una artista que padece la enfermedad de Parkinson y está decidida a no acercarse emocionalmente a nadie, reduciendo sus relaciones a experiencias sexuales, pero cuando conoce a Jamie (Jake Gyllenhaal), un vendedor de viagra, su visión cambia.

“(La película) Es auténtica. Conozco a gente que se conoció por el sexo y terminó enamorándose”, dice Hathaway.

— “Maggie” tiene la enfermedad de Parkinson, ¿cómo llevaste a cabo esa parte del papel?
— Tenía que entender quién era ella y cómo respondería ante la noticia de que tiene una enfermedad que le quitaría el control de su propio cuerpo.

— ¿Qué tan difíciles fueron las escenas entre tú y Jake?
— Fue maravilloso saber que estaba trabajando con un caballero, y con alguien que tiene un profundo amor y aprecio por las mujeres. Cuando hacíamos las escenas de amor hablábamos simplemente de los libros que estábamos leyendo y discutíamos de música. Fue muy inocente y asexual.

— ¿En algún momento dudaste con respecto a las necesidades del personaje?
— Ciertamente no es parte de mi rutina, pero es la película que acordé hacer, así que estaba preparada desde el principio. Trabajamos la forma en que lo íbamos a hacer y el porqué era importante, y también sobre cómo nos sentíamos cómodos. Ed Zwick (el director del filme) fue genial; es muy caballeroso y comprensivo. Ambos sentimos que la desnudez era una parte importante de la historia, así que en realidad no se sintió tan pesado. No hubo juicios.

— ¿Específicamente cómo trabajaste ese aspecto de la película?
— Creímos que debería haber desnudos en la película porque son dos personas que se vuelven físicamente íntimas con mucha rapidez. Su intimidad emocional no ocurre hasta ya adentrados en su relación. Pensé que si literalmente voy a tratar de actuar y me voy a estar preocupando, pensando: “No puedo voltear así porque voy a enseñar una parte que no he negociado”, arruinaría toda la experiencia. Así que me senté con Jake y con el director y les dije: confío en ustedes, en que son caballeros y no van a aprovecharse de la situación. Filma lo que quieras.