Sábado, 18 de Mayo 2024
Entretenimiento | Estrena el disco ''Totalmente Juan Gabriel''

Aida Cuevas lleva la música en la sangre

La cantante promueve un material, producido por su hijo, en el que rinde un homenaje al ''Divo de Juárez''

Por: EL INFORMADOR

Aida reconoce que aunque la música vernácula no cuenta con muchos exponentes, ella no la cambiaría por nada. EL INFORMADOR /

Aida reconoce que aunque la música vernácula no cuenta con muchos exponentes, ella no la cambiaría por nada. EL INFORMADOR /

GUADALAJARA, JALISCO (10/JUN/2013).- ¿Cómo se siente Aida Cuevas? Ella esboza una sonrisa apenas comienza la entrevista. Una expresión que se puede traducir de muchas formas: radiante y viviendo su mejor momento, Reinventada y crecida ante las adversidades, convertida en una exponente fundamental de la música mexicana, plena.

“Me siento contenta”, expone la intérprete de música vernácula al comenzar la charla. “Cumpliendo 37 años de carrera, que se dicen fácil, pero que se traducen en un largo camino, uno que está lleno de más triunfos que fracasos”.

De lo bueno y de lo malo, Aida asegura haber aprendido varias lecciones. Mismas que ahora aplica en una carrera donde nada viene de regalo. “La clave es ser persistente en los ideales. O muy terco, pues (risas)”.

Cuevas se paseó por la Perla Tapatía, para promover el disco Totalmente Juan Gabriel, placa sonora, que ya se encuentra a la venta, donde hace un recorrido a través de diversos éxitos de “El divo de Juárez”. “Le rindo un tributo a quien aparte de ser mi gran amigo y compañero es mi compadre, además de padrino de mi hijo Rodrigo, quien por cierto es el productor del disco”.

Aunque tuvo “carta blanca” para elegir las canciones que quisiera, la selección final de temas que integran la placa de la artista no fue sencilla. “Fueron 45 temas los que teníamos en un principio. Se fueron descartando los que no se prestaban para cantarlos, o los que yo ya había grabado. Al final fueron 12 discos”.

La nueva placa de Aida Cuevas demuestra que, si bien el panorama de la música vernácula no está en su mejor momento, permite que sus principales exponentes sigan produciendo discos. Sin embargo, la cantante lanza un diagnóstico duro sobre las condiciones que enfrentan los artistas que apuestan por cantar la música tradicional mexicana.

—Para alguien que ha estado durante décadas inmersa en la escena musical tradicional, ¿qué situación enfrentan los exponentes del mariachi en nuestros días?

—Es muy triste ver que la música mexicana ha pasado por una etapa donde ha ido decayendo la música, donde se le da menos difusión, donde hay menos intérpretes, sobre todo mujeres, donde hay menos compositores también. Hay menos cariño y mucho malinchismo a nuestra música. La música mexicana no es nada más cantar El Rey. Es tener la capacidad de hacer falsete, de interpretar huapangos, un son. Es un género difícil.

—Pese a todo, usted sigue.

—Soy muy terca. Soy una persona que hago lo que tengo en la sangre. Por ejemplo, alguna vez me preguntaron que por qué usaba traje de charro. ¡Pues por convicción, no por moda!, no quiero estar en el gusto de la gente por una moda, o usarlo nada más para decir que “soy charra, soy ranchera”, como lo hacen muchas que cantan baladas y que cuando usan sombrero de charro ya se sienten las representantes de México (risas). Yo nací con la música mexicana en el corazón. Si los que vienen detrás no la tienen o no la sienten no lo van a lograr.

—Habla de que el género vernáculo lo tiene en el corazón. ¿Recuerda cuál fue su primer contacto con la música mexicana?

—Mi vida siempre ha estado relacionada con la música. Mi padre me bautizó como Aida porque quería que cantara ópera. Mi madre me arrullaba con tangos. Yo no escuché la música mexicana hasta los cuatro años, en casa de mi abuelo materno. Me acuerdo que allí tenía puesto un disco de don Antonio Aguilar, sonaba Albur de amor y María la bandida. Le pregunté a mi papá qué era esa música, que me erizaba la piel. Y me él me contestó: “Eso se llama mariachi”. Jamás lo voy a olvidar. Allí nació mi conexión con los sonidos de mi país.  

—Con 37 años de carrera, ¿ya desaparecieron los nervios al subir al escenario, o los disimula mejor?

—Crecen cada vez más. Los controlo mejor, pero nunca desaparecen, y le doy gracias a Dios que sea así, benditos nervios, porque el día que no los sienta, creo que no va a valer la pena subir al escenario. Es parte de lo que me motiva, me responsabiliza y me impulsa. Creo que en 37 años, una sola vez he sentido pánico escénico, y fue a la mitad de mi carrera.

—¿Qué le pasó?

—Estaba en el Auditorio Nacional, fue un show donde el recinto estaba hasta el tope. Cuando me dijeron que tenía que salir al escenario, sentí que no podía salir, de verdad, fue algo que no se me va a olvidar. Casi para salir al escenario hay una Virgen de Guadalupe. Recuerdo haberla mirado y decir “madre, ayúdame a salir”. Entonces caminé. Era impresionante ver ese lugar lleno de almas. Me fue muy bien, y jamás me ha vuelto a pasar.

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