Adriana Barraza se zambulle en la literatura

CIUDAD DE MÉXICO.- La vida se compone de curiosas revanchas. Así le pasó hace años a Adriana Barraza, lo vio de lejos pero no alcanzó a distinguirlo del todo. Le preguntó a su hija: “¿No es García Márquez aquel que está en la cafetería?”. Ambas titubearon. Estaban a unos cuantos pasos de su escritor más leído.

Bastaba atravesar la librería en la que estaban (a la que había acudido precisamente a comprar un ejemplar de la nueva edición de Cien años de soledad) para cumplir uno de sus anhelos: Barraza siempre quiso un libro autografiado por García Márquez, decirle que desde los 15 años lo ha leído, que la cautivó desde el primer párrafo del primer libro que tuvo en sus manos (La increíble triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada). Pero madre e hija dudaron un segundo y eso fue suficiente para que una multitud rodeara al escritor colombiano; todos le pedían un autógrafo, le demostraban su admiración, querían conocerlo, tocarlo.

Barraza recuerda esta anécdota del día en que no conoció a García Márquez justo ahora que está a punto de cerrar el trato para protagonizar la versión en cine de Noticias de un secuestro, libro periodístico que Gabo publicó en 1995 sobre los secuestros ejecutados por narcotraficantes colombianos entre 1990 y 1991. Todavía no firma el contrato (“no le crean a nadie mientras no lo escuchen de mi boca o de Epigmenio Ibarra, el coproductor por México”, dice), pero Barraza está entusiasmada por actuar esta historia que comienza el 7 de noviembre de 1990 con el secuestro de Maruja Pachón (directora de Fomento Cinematográfico en Colombia) y Beatriz Villamizar de Guerrero (su asistente personal), una de las cuales sería interpretada, tentativamente, por Salma Hayek.

Con postulaciones a los premios Oscar y Globos de Oro por su actuación en Babel, de Alejandro González Iñárritu, la actriz tiene una trayectoria que defender. Demuestra ser exigente en aceptar papeles. “Entre las razones por la que decidiría actuar en la película –dice Barraza en tono de confesión y hasta con un poco de pena- está el hecho de que me permitiría conocer a García Márquez”.

— ¿Por qué entonces, teniéndolo tan cerca en aquella librería, dudó tanto en acercarse?

— La verdad es que me dio pena. Por ejemplo, yo admiro a Sean Connery y estoy segura de que si lo encuentro puedo acercarme y platicar con él o hasta pedirle un autógrafo. Pero García Márquez es diferente, en general con los intelectuales siento un respeto, una idea de que no puedes ir a molestarlos.

— Y en particular a García Márquez es difícil acercarse por su costumbre de no dar entrevistas.

— A veces se le acusa de sangrón o de muchas otras cosas, pero en realidad estamos hablando de un hombre que ganó el Premio Nobel de Literatura, que simplemente creo que no le gustan las muchedumbres.

— Hace unos meses, una película basada en “Memorias” fue cancelada al ser acusada de que promovía la pederastia ¿cuál es su opinión al respecto?

— No tendría una opinión contundente. Como lectora, yo disfruto todos los libros de García Márquez y me emocionó mucho saber que sus Memorias serían llevadas al cine. Pero luego me enteré de que le habían retirado el apoyo y entonces los argumentos me parecieron debatibles. Es una discusión que todavía nos falta por definir.

— ¿La película “Amor en fin”, en la que da vida a “Sofía”, es un mensaje político o una historia de amor?

— Es una historia real de la clase media en medio de un acontecimiento político. Refleja la ilusión de mucha gente en un candidato, en Andrés Manuel López Obrador y todo lo que sucede cuando esa ilusión se pierde. México es un país doloroso porque a veces parece que no hay ilusión que se cumpla, y no hablo sólo de política, sino también del amor, de la participación ciudadana, de una clase media que vive encerrada o apática.

— ¿”Sofía” es, de algún modo, un personaje autobiográfico?

— Es una especie de homenaje a las mujeres de mi casa. Yo crecí con mujeres que se sacrificaban así mismas supuestamente para que los demás fueran felices. Así fue mi madre, mi abuela, muchas generaciones de mi familia se nulificaban para que los otros consiguieran sus objetivos. Pero es una realidad que vivimos hoy, mujeres que siguen pensando que su rol en la vida es el sacrificio.