Lo que hace un hincha por entrar a un estadio

RÍO DE JANEIRO, BRASIL (19/JUN/2014).- Desesperados, esperan durante horas fuera de los estadios del Mundial, observando con envidia el desfile de aficionados que marchan felices hacia sus asientos numerados. Son los fanáticos sin entradas, que cifran sus esperanzas en los revendedores ilegales... o en colarse.

El brasileño Igor Guerra vive en el barrio de Tijuca de Rio de Janeiro, a unos pasos del estadio Maracaná.

No consiguió comprar una entrada para la Copa del Mundo, y junto a dos amigos, todos vestidos con la camiseta argentina, se apostaron el domingo cerca del estadio una hora antes del partido Argentina-Bosnia (2-1), sosteniendo un estandarte en el que se lee “Compro entradas” en español, inglés y portugués. Este estudiante de Derecho de 21 años está dispuesto a desembolsar hasta 250 dólares para ver jugar a Lionel Messi en vivo.

¿Pero sabe que es ilegal, que a la FIFA no le gustaría? “A mí tampoco me gustan muchas cosas de la FIFA”, dice, encogiéndose de hombros, esperanzado en conseguir entrada aunque sea para el segundo tiempo.

Las entradas para el Mundial-2014 son personales e intransferibles. Llevan inscrito el nombre del comprador, y la FIFA solo permite la reventa en su plataforma en línea. Pero casi nunca se verifica la identidad de los espectadores al ingresar a los estadios.

Reventa entre mexicanos

A unos seguidores de Tigres de la UANL les sobraba un boleto. Según ellos habían pagado una “millonada”, por lo que, como si fuera subasta, esperaban la mejor oferta.

Un aficionado mexicano que radica en Chicago estaba desesperado por conseguir una entrada, sin embargo, su oferta de 500 dólares, no alcanzó los “estándares” que la gente regiomontana pedía, los cuales oscilaban en mil 200, y eso al menos.

Otros eran más afortunados, pues lograron obtener dos boletos de zona 3 por un total de mil 300 dólares.