Ignacio Garibay cumple, pero no brilla

CIUDAD DE MÉXICO (16/AGO/2011).- El diestro mexicano Ignacio Garibay tuvo ayer una discreta actuación en la tradicional Corrida de la Virgen de la Paloma en la Monumental Plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid, al escuchar algunas palmas durante su labor.  

Garibay fue padrino de la confirmación de alternativa del diestro español Francisco José Palazón, con testimonio del también local David Mora, quien se alzó como el único triunfador en Las Ventas.  

La tercia de matadores lidió un encierro de la ganadería de Montalvo, que tuvo una buena presentación, pero un juego bastante disparejo y muy complicado.  

El capitalino Garibay, quien reapareció en el coso de Las Ventas tras el percance que sufrió en mayo pasado durante la Feria de San Isidro, estuvo variado y valiente, en lo que fue una actuación digna y meritoria ante un toro de escasa calidad.  

Ignacio mostró hechuras y mucho valor, pero ante un ejemplar de escaso recorrido poco pudo hacer, a pesar del empeño y ganas que puso en aras de agradar al exigente público del coso venteño. Despachó con problemas y se fue con silencio. En su segundo turno, el mexicano volvió a tratar por todos los medios de lucir con capa y muleta, pero nuevamente le tocó otro toro de juego bastante deficiente y carente de raza, que le arruinó todo intento por agradar, a pesar del empeño y valor que puso.  

El mexicano, quien siempre estuvo por encima de su distraído rival, logró algunos momentos lucidos con la muleta, los cuales fueron cortados por el poco recorrido del toro, de ahí que sus intentos se perdieron. Pinchó al matar y se fue con silencio y un aviso.  

Palazón batalló también con el astado de su confirmación, a pesar del empeño y voluntad que puso, para terminar con silencio y un aviso, mientras en su segundo turno mejoró hasta lograr una faena variada que le valió para escuchar ovaciones. El triunfador David Mora aprovechó a la perfección los dos mejores toros del encierro, al hilvanar par de faenas meritorias, lucidas y variadas, para cosechar una vuelta al ruedo, tras fallar con el acero, y cortar una merecida oreja en su último turno.