Dopaje en Grandes Ligas, noticia del año

NUEVA YORK, E.U.-  Alex Rodríguez ingresó a la lista de tramposos este año, mientras Manny Ramírez y David “Big Papi” Ortiz quedaron ya manchados también para siempre.

Cinco años después de que las Grandes Ligas introdujeron castigos en su programa de estudios antidopaje, las interrogantes sobre el consumo de esteroides rondan todavía en el pasatiempo favorito de Estados Unidos.

El persistente problema de las sustancias prohibidas que mejoran el rendimiento físico en el beisbol fue elegido como la Noticia del Año 2009 en los deportes, por miembros de The Associated Press (AP). Con su propia dimensión, el problema de los esteroides en la pelota caliente superó incluso al escandaloso declive de Tiger Woods.

De hecho, el escándalo de Woods terminó en el quinto sitio entre las principales noticias votadas. El inusitado cuarto campeonato consecutivo de Jimmie Johnson en la NASCAR ocupó el segundo lugar, seguido del décimoquinto Grand Slam de tenis ganado por el suizo Roger Federer, y el regreso a los emparrillados de Brett Favre al salir de su segundo retiro, para guiar a los Vikingos de Minnesota a un título divisional.

La selección de este año fue sin precedentes, debido a que una noticia importante (el accidente vial de Woods del 27 de noviembre y las subsecuentes revelaciones de amoríos del astro del golf) ocurrió después de que había empezado la votación. Para entonces, 37 de las 161 boletas habían sido entregadas por editores de periódicos estadounidenses que son miembros de la AP.

Ante la naturaleza extraordinaria de la noticia de Woods, la AP decidió agregarla el 30 de noviembre a la boleta de los principales acontecimientos y permitió una segunda oportunidad a los editores que ya se habían pronunciado. Alrededor de 10 editores remitieron una segunda boleta.

Aunque solamente un pelotero de las mayores dio positivo a sustancias que mejoran el rendimiento en este año, el primero completo con las nuevas y duras medidas, el beisbol se encuentra todavía atrapado en las garras de la era de los esteroides.

Los anteriores entrenamientos de primavera comenzaron con la confesión de A-Rod, el pelotero mejor pagado en las mayores y uno de los principales astros en Grandes Ligas, de que había consumido sustancias prohibidas de 2001 a 2003, cuando jugaba con los Rangers de Texas. Al principio, fue objeto de burlas de algunos aficionados, pero el escarnio cesó cuando Rodríguez y los Yanquis de Nueva York se encaminaron hacia el título 27 de la Serie Mundial.

Pero para siempre Rodríguez estará ligado a Barry Bonds, Mark McGwire y Sammy Sosa, y no será precisamente por su sitio en la lista de los jonroneros en las mayores.

En mayo, el dominicano Manny Ramírez fue suspendido 50 partidos después de que los directivos de las mayores obtuvieron registros de que el toletero de los Dodgers de Los Ángeles había utilizado el fármaco de fertilidad femenina HCG o gonadotropina coriónica humana. La HCG es popular entre los consumidores de esteroides, porque puede mitigar los efectos secundarios de salir de un ciclo con fármacos.

El verano llegó con los reportes de que los dominicanos Ortiz y Sosa estaban en una “lista” infame: 104 jugadores que según fiscales federales dieron positivo en un estudio anónimo de 2003 en Grandes Ligas.

Ortiz dijo que pudo haber sido imprudente al comprar suplementos dietéticos y vitaminas de uso común, pero insistió en que nunca ha utilizado conscientemente fármacos que mejoran el rendimiento físico.

El también dominicano Miguel Tejada finalmente confesó la compra de HGH (aunque afirma que ya dejó el dopaje), y fue el primer pelotero de renombre que es encontrado culpable de un delito relacionado con el escándalo de los esteroides. Fue sentenciado a un año de libertad condicional, después de declararse culpable en una corte federal, de engañar al Congreso sobre el uso de sustancias prohibidas.

Bonds y Roger Clemens están aún en el limbo, mientras sus casos legales relacionados con sustancias prohibidas siguen su camino.

Las mayores están también en una especie de limbo, incapaz de sacudirse el desprestigio de los esteroides, sin importar la frecuencia con que analice a sus jugadores ni cuántas suspensiones aplique.