Lunes, 13 de Mayo 2024
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De los toros... con verdad, por Francisco Baruqui

Sólo Ortiz a repetir...

Por: EL INFORMADOR

Luminosa la tarde de inicio, a su transcurrir se fue nublando, respetando el agua y no cayendo, permitió que el festejo se diese seco...

Y seco, que sí, cuando haciéndose una entrada similar a las que se vienen dándose en las novilladas, un octavo de aforo, el resultado, seco también por donde mirarse se quiera, arrojó desencanto y decepción.

Bureles de Jorge Hernández Andrés, que acu- saron buena presentación, aunque algunos cómodos de cabezas, que tan tuvieron buen fondo, reflejado en estilo, claridad y son, como falta de fuerza y brío, a lo que si se añade que fueron picados mucho y mal, todo derivó en una invalidez que obligó a varios a desplomarse y a otros recortar la acometida. Con todo y el poco fuelle se dejaron meter mano para haber estado mejor, mucho me- jor delante de ellos, solo que cuando la blandenguería aparece la transmisión se opaca y el lucimiento no llega. Empero...

Empero, merecieron más algunos de lo que se les hizo.
No recuerdo haber visto un torero tan delgado como Misael Ortiz, había que ver las arrugas que se hacían en sus muslos con una taleguilla que le venía grande; y mire que la talla debe haber sido la mínima. Le vendría bien embarnecer un poco lo que le daría más empaque y mejor presencia porque trae cuerda buena.

Vio como al que abrió plaza se le devolvía por su invalidez extrema y la flojedad en uno de sus cuernos, saliendo un sobrero de Golondrinas de características similares que deslució al rodar. Mal matando despenando de seis golpes de descabello.

Con su segundo lució de capa dibujando la verónica con cadencia y ritmo, abriendo el percal con torería haciéndose aplaudir, para con la muleta dar cuenta de que dentro de su insipiencia, conoce el oficio e, importantísimo, tiene concepto en su toreo, disfruta en la cara del astado y proyecta en sus formas y maneras una expresión artística que llega a los tendidos. No, ni con poco cuajó la faena, repito, tiene verdor, pero entiende de trazo, de planteamiento y estructura, no es un pega pases más, que no. En su rodaje podrá ir dando a más y será interesante que se le den pitones para lograrlo que en sus series de ayudados por abajo con la diestra y al natural con la izquierda, mostró
sello, rematando con oportunidad y justeza. Cobró entera pero tardó el morito en doblar escuchando un aviso y saliendo merecidamente a los medios al batir de palmas.

¿Podría repetir el venidero domingo..?

De Curro Rodríguez, un joven alto, con planta, de hirsuta cabellera aleonada por la melena que le llegaba abajo del cuello debo decir que con lo que más lució fue con los garapullos, cuarteos y violinazos -efecto puro para el villamelonaje por su apantallante espectacularidad-, para tanto de ca- pote como de muleta solo tener detalles aislados, muy aislados, aisladísimos, estando por debajo de las condiciones que ofrecieron los de su lote. Terminó con su primero de dos pinchazos y golletazo metisaca de cárcel escuchando primero un aviso y pitos después.

Nada superó con el quinto manifestando que se preocupa más por la apariencia en un toreo al que la gente del toro denominamos “de es- pejo”, que en su esencia y fondo, sumado a esto un valor justo, muy justo, justísimo, como su voluntad por agradar, pues...

Ahora lo que sí, no sé qué referencias haya tenido la empresa para colgar del cartel a un novel como David Vizcaya, tapatío de origen, quien sin el valor mínimo, --se le acabó después de enfun- darse en el terno --, se presenta en Guadalajara dejando por demás claro que todo su quehacer lo hace sobre piernas, en ningún momento fijó los pies, ni con la capa ni con la zarga, reflejando con toda claridad que no se queda quieto ni entrenando en toreo de salón.

Se dejó ir dos ejemplares con fijeza y nobleza, siempre yéndose antes de terminar el muletazo con la rodilla semiflexionada. Se llevó tremenda voltereta sin que lo calara el burel, terminando entre gritos por parte del público de ¡Toro..! ¡Toro..! Es zurdo y con ésa mano mata cobrando en su primero estocada arriba pero desviada atracándose de res, recurriendo a trece descabellos doblando el bovino de cansancio, habiendo escuchado dos avisos del palco, -- que debieron de haber sido tres sobrados, solo que tal vez traían reloj de arena en lugar del electrónico --, y, por ende, declinaron el tercero que definiría la devolución al corral.

El muchacho es joven, y con la mejor de mis intenciones no hay que equivocarlo, reiterando lo que tanto bíblicamente he reiterado: “Muchos son los llamados pero, pocos, muy pocos, poquísimos los elegidos...”

¿Estamos..?

Correo electrónico: francisco@baruqui.com

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