Caos en la ciudad por los cuartos de final

GUADALAJARA, JALISCO (04/MAY/2001).- Faltaban minutos para que comenzara el partido, las legiones apenas iban a la nueva meca del futbol. Mucha gente no alcanzó a entonar el himno nacional; el hombre vestido de charro entonaba las estrofas nacionales casi en solitario. Las estampas del por qué sucedió se agolpan a continuación:

1.- Enrique Juárez tomó el Pretren en el parque Revolución a las 17:20 horas. Él pensaba que tenía el tiempo justo para llegar al finalizar la avenida Vallarta, donde se encuentra el estadio Omnilife; jamás imagino que el tráfico, al igual que la ley de Murphy, indica que todos los días puede ser peor: atorado en el tráfico se consuela diciendo “Hubiera tomado taxi”.

2.-Jorge Dominguez está cazando algo. Es un taxista que le ve el pecho a los hombres, no porque le guste sino porque, como un tigre, busca playeras de Chivas que le indiquen el destino de clientes potenciales. Afuera de la plaza comercial ubicada a unos metros de Los Arcos de la Avenida Vallarta, Jorge dice “te cobro 140, es que ahorita lo que necesitas no es velocidad sino alguien que sepa torear bien los carros; te aseguro que llegas” Faltaban 90 minutos para el partido; quizá vendía mentiras.

3-. Samantha ofrece lugares en un restaurant de la avenida Vallarta sabedora que los sitios más codiciados no son los que enervan las papilas gustativas con los mejores olores de la casa, sino aquellos que por su cercanía con las pantallas hacían sentirse en el estadio; lugares que se cotizan lo suficiente para ofrecérselas a los clientes que se vean con más ganas de comer que los que sólo van por una cerveza. “Yo no los corro, pero los que consumen más deben de tener mejor ángulo, ¿no?”.

4.-El “amigo” de Israel Mendoza compró los boletos más baratos en 275 pesos en la reventa. Javier no sabe si ir y acompañarlo o dejar plantado a su amigo. “Cuando yo estaba morrito y nos íbamos al Estadio Jalisco los boletos más baratos eran de 15 pesos; con 100 pesos te dabas un manjar. Ir al estadio ahora es un lujo que no todos se pueden dar; tarde o temprano nos van a decir fresas como alguna vez pensamos que eran los del Atlas”.

5.- A la avenida Vallarta le hace falta gente en las calles como les sobra pavimento hidráulico. Del Parque Revolución, en el centro de la ciudad, al edificio de Concentro, en la periferia de la ciudad, el traslado dura lo mismo que un partido: 90 minutos. Cuando las chivas jugaban en el Jalisco no había mucha diferencia; ir al estadio y llegar temprano es casi imposible; y menos un miércoles laboral. Las manchas rojas son una enfermedad en el estadio que parece no tener solución muy pronto