Aquellos “Leones”...

La historia, muchas veces, no es tan parecida a los cuentos de hadas como luego la platican...
Botón de muestra: los “Leones Negros” de la Universidad de Guadalajara.
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La noticia es que la Universidad intentaría recuperar la plaza que tuvo alguna vez en el futbol de Primera División. La posibilidad es real, habida cuenta de que el Estadio Jalisco está en vías de quedar subutilizado a partir de la inauguración --programada para finales de este mismo año-- del nuevo estadio de las “Chivas”.
Con el Atlas como único usuario del inmueble, éste abriría sus puertas, en promedio, sólo dos veces al mes. Cuando el estadio se construyó, hace medio siglo, había en Guadalajara tres equipos de Primera División: Guadalajara, Atlas y Oro. Ocasionalmente se agregó al elenco, por poco tiempo, el Nacional. Después de la transformación --para efectos del profesionalismo-- del Oro en Jalisco, aún se sumaron, a mediados de la década de los setentas, las universidades Autónoma y de Guadalajara.
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Independientemente de que se alimentó el temor de que la multiplicación de franquicias saturara la plaza y amenazara con reeditar el cuento de La Gallina de los Huevos de Oro --con cinco equipos en la ciudad, llegó a haber una media de dos partidos y medio por semana: demasiados para el bolsillo del aficionado común--, es inexacto, de entrada, que los universitarios de entonces se identificaran plenamente con “El equipo que nació grande”, como lo llamaron sus publicistas... De hecho, en los corrillos universitarios circulaba profusamente la convicción de que mantener el equipo de futbol profesional --casi siempre con una nómina elevada, sustentada en el subsidio de la casa de estudios y no en un esquema que le permitiera ser autofinanciable-- era un despropósito en la medida que desvirtuaba tanto el compromiso social como la razón de ser de la universidad.
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Así, aunque aún haya quien suspire al evocar los nombres de Calderón, Santoyo, Montes de Oca, Nájera, Rivas, Chavarín, Berna García, los brasileños Roberto, “Nené”, Euzebio y Jair, etc. --versión casera de “los galácticos” que aparecerían más tarde--, antes de echarle los kilos al proyecto actual convendría ponderar sus eventuales beneficios... y tomar las medidas idóneas para evitar que la Universidad de Guadalajara --que aún tiene algunas asignaturas pendientes con la sociedad-- vaya a tropezarse por segunda vez con la misma piedra.