Deportes | A propósito por Jaime García Elías * Violencia A propósito por Jaime García Elías Por: EL INFORMADOR 5 de octubre de 2010 - 05:16 hs Lo peor del Clásico tapatío fue la violencia tras el partido. MEXSPORT / Lo malo: poca gente en el estadio de las “Chivas”... Lo peor: mucha más violencia que futbol en el “Clásico” dominical. * En el aspecto estrictamente futbolístico, es lamentable que el sambenito de villano de la película, por parte del Atlas, se asignara a Néstor Vidrio... Un análisis objetivo del lance que se resolvió con su autogol, que significó el empate a dos para el Guadalajara, obliga a reconocerle el mérito de haber hecho correctamente la cobertura --anticipándose a Dávila, que sería el destinatario natural del servicio del “Bofo” Bautista--, y a puntualizar que en la fracción de segundo de tiempo que tuvo para reaccionar, el riesgo de que al chocar el balón, corriendo de frente a su marco, lo dirigiera hacia la portería, como sucedió, era altísimo. Bastante más grave, vistas las cosas desapasionadamente, fue la infantilidad del “Jerry” Flores al colocarse un antifaz para festejar el segundo gol del Atlas. Vidrio no tuvo tiempo para pensar. Flores sí, y a sabiendas de que estaba amonestado y de que otra amarilla dejaría disminuido a su equipo en un partido en que no pueden regalarse ventajas, oyó el canto de las sirenas e incurrió en un desplante que debilitó al Atlas y abonó el terreno para que el Guadalajara se saliera del hoyo al que lo había enviado su gol. * Todo eso, empero, como ahora se dice, es “parte del show”... Lo verdaderamente lamentable, al margen de la mediocridad de las campañas de los dos equipos, fueron los incidentes de violencia y vandalismo ocurridos en el interior y en los alrededores del estadio, durante y después del partido: grescas, disturbios, destrozos, agresiones... Al margen de las medidas que puedan disponer los organizadores y aplicar las autoridades policiacas para tratar de evitar que los “barristas” de los dos equipos se encuentren y lleven sus diferencias, en un mundo pletórico de ejemplos de violencia, del terreno de las palabras al terreno de los hechos, cada vez queda más claro que el afán de los dirigentes de “clubes” por crear un nuevo tipo de aficionado, más activo y más participativo que los de antaño --tan participativo que por estar en su “onda” no se da tiempo de apreciar el partido y se limita a reaccionar con ira o con euforia en función del resultado--, crearon un monstruo que se revuelve, cada vez más amenazante, contra sus propios creadores. Temas A propósito Jaime García Elías Lee También Tragedia con dividendos: el negocio político del desastre en México Gael García combate el miedo a través del cine Desamparados Cartucho Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones