* Tinieblas

Si las “Chivas” (“Decíamos ayer...”, con la venia de Fray Luis de León), al buscar refuerzos que las saquen de la mediocridad actual y les devuelvan el protagonismo que por su propia historia le corresponde, confrontan el drama de tener que depender de talentos mexicanos que no aparecen ni en su casa ni en la ajena, Atlas y Tecos, obligados a tomar medidas que los liberen, al menos, de la amenaza del descenso, no cantan mal las rancheras...

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Se sabe que tanto rojinegros como universitarios ya lanzaron sus respectivos anzuelos a los mares sudamericanos, inagotables reservorios --según sus excelentes promotores-- de talentos futbolísticos. A sabiendas de que prácticamente todos los jugadores argentinos y brasileños traen, desde antes de debutar, el cartel de “se vende” en el dorsal, y de que los clubes del cono sur están siempre dispuestos a permutar a sus “cracks” (todos lo son, supuestamente... hasta que la cancha los desnuda) por dólares, Atlas y Autónoma apuestan a la esperanza de que alguno de los “cachitos” de la lotería que van a comprar, apremiados porque en la lucha por evitar el descenso “andan volando bajo”, les traiga al genio de la lámpara maravillosa que están pidiendo a gritos para que les cambie la suerte.

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Considerando que estadios, canchas y llanos de Sudamérica están siendo vigilados, en forma permanente y sistemática, por los buscadores de talentos a sueldo de equipos ingleses, franceses, italianos y españoles --entre otros--, queda claro que cuando los dirigentes de los “clubes” mexicanos, urgidos por las malditas circunstancias, aparecen en aquellas latitudes, ya van con retraso.
Eso explica por qué los mejores exponentes del futbol sudamericano emigran cada vez más jóvenes a Europa: se los llevan, primero, antes de que los clubes de origen los encarezcan en exceso; se los llevan, además, para darles en los clubes europeos --véase, sin ir más lejos, el caso del “Chicharito” Hernández-- la educación y la formación integral (como futbolistas... y como personas) que les permita llegar a su punto de madurez como profesionales, sin contaminarse en el camino, por obra y gracia de los vicios del futbol local.
Eso explica por qué --para decirlo en otras palabras-- a los equipos mexicanos sólo les quedan las sobras... y explica por qué los nombres de las últimas figuras importadas por los equipos tapatíos, se pierden en las tinieblas de la memoria.