Lunes, 21 de Abril 2025
Deportes | A propósito por Jaime García Elías

* Suerte

A propósito por Jaime García Elías

Por: EL INFORMADOR

Quedó claro: a reserva de lo que suceda en compromisos posteriores, la aportación más significativa de Sven-Goran Eriksson al seleccionado mexicano, anoche, hasta donde alcanzó a percibirse, fue... el trébol de cuatro hojas.
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Sería injusto decir que el “Tri” ganó por suerte. Sostenerlo equivaldría a pretender que Honduras, más allá del gol que le permitió tener a los tricolores en la lona durante 40 minutos, hizo merecimientos para sacar del Estadio Azteca un resultado mejor.
Como quiera que los mexicanos tomaron la iniciativa, se apoderaron de la pelota y se lanzaron desde el principio del partido sobre el marco rival —ciegamente, pero de eso ya habrá ocasión de hablar...—, fue de justicia su victoria. Empero, es evidente que el resultado fue, por sobre todas las cosas, regalo de la diosa Fortuna...
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A cambio de la inoperancia que se tuvo en el primer tiempo, en que los locales hicieron un futbol envolvente pero no penetrante, y en que dependieron del vulgar argumento del pelotazo —y de la consabida falta de contundencia de los ocasionales rematadores— como fórmula “ofensiva”, pudo darse la voltereta al marcador, al cabo, porque un despeje deficiente de la defensiva hondureña fue a dar a los pies de Pardo, en la zona y en la posición ideal para que éste descargara el balazo concluyente, y porque un “ollazo” del mismo Pável, digno de un partido llanero, contó con la incompetencia de los atacantes mexicanos y con la pasividad de los defensores hondureños, para convertirse, casi sin querer, en el gol de la victoria.
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El desempeño de los mexicanos, en general, estuvo muy lejos de ser convincente. Vela, Arce y Giovani —los tres que fueron sustituidos en el segundo tiempo— poco o nada hicieron para justificar su presencia en la alineación. Franco, Bravo y Blanco, sus reemplazos, tampoco fueron capaces de modificar la decoración. Leandro pesó muy poco en el partido...
Sería injusto lanzarse a la yugular del flamante entrenador nacional. Eriksson no ha tenido tiempo de proyectar sus ideas al grupo, ni de comunicárselas a los observadores. Lo cierto es que la justificación de su designación como técnico nacional dependerá, ante todo, de los resultados globales —la conquista del boleto para el Mundial, sobre todo—..., y la conclusión es que, aun sin merecer estrellita en la frente, su “era” se inauguró con el pie derecho.

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