* El nuevo Rey

El segundo “triplete” de Lionel Messi en una semana, y, sobre todo, la factura del segundo de los goles con que contribuyó, el domingo, al triunfo del Barcelona sobre el Zaragoza, agotó el catálogo de lisonjas disponible en el léxico de los comentaristas ibéricos...

“Brutal y extraterrestre”, lo llamó Mundo Deportivo. Sport lo declara “Dios del futbol”. “Messi es infinito”, afirma El País. “Un portentoso Messi”, sostiene As. “De otro planeta”, proclama Público. El Periódico habla de “Inagotable genialidad”... Joan Laporta, presidente del Barcelona, se apresura a llamarlo “el mejor jugador de la historia”.

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Del segundo gol del domingo, independientemente de que los fallidos afanes por describirlo demuestran que haría falta que Cervantes, Quevedo y Lope reencarnaran y compitieran en ese afán, las crónicas destacan que el lance “tuvo aceleración, cambio de ritmo, regate y definición”. Todo, pues...

Enzo Francescoli, leyenda del futbol uruguayo, sostiene que en el futbol moderno la técnica ha hecho que los niveles se equiparen. “El bueno no parece tan bueno como antes, y el malo no parece tan malo”, dice. Pero hace una excepción: tras afirmar (“El País”, III-22-10) que “lo más importante del futbol no es el gol sino esa acción previa (...): un momento, un segundo, donde se genera la posibilidad del gol; es ese pase, ese regate, ese amague que posibilita el gol”, Enzo dice que “si Messi es el mejor, es porque hace eso mejor que nadie. Y esto --agrega-- es lo único que no se entrena. Se entrena la defensa, la posesión y la definición. El que desequilibra --algo que Messi, hoy, hace mejor que nadie--, lo sabe porque nació así”.

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Grandes futbolistas ha habido muchos. Unos más famosos --o más caros-- que otros, si se quiere: Di Stéfano, Labruna, Ademir, Jair, Puskas, Eusebio, Beckenbauer, Cruyff, Platini, Ronaldo, Zidane, Ronaldinho, Kaká... Reyes indiscutidos del futbol, sólo ha habido dos a lo largo de la historia: Pelé y Maradona.

Al margen de las comparaciones --ociosas, además de odiosas, porque ni siquiera entre las luminarias del deporte más popular se encuentran dos iguales--, las hazañas de Messi invitan a pensar que para consagrarse como heredero indiscutible del trono que desde el lamentable (por las circunstancias que lo rodearon) ocaso de Maradona, sólo falta que la “Pulga” se convierta en el gran protagonista del Mundial que ya viene a la vuelta de la esquina.