* “Con gato”

Puede que también en Suecia se aplique el dicho de que “Cuando no se tiene perro, se tiene que cazar con gato”. O pudiera ser que Sven-Goran Eriksson lo hubiera aprendido en México...

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Lo cierto es que el técnico nacional se parece a Diógenes el Cínico. Éste deambulaba por las calles de Atenas, a plena luz del día, provisto de una lámpara, y a quienes pedían una explicación, les respondía: “Busco un hombre”.

Eriksson anda en esas: tanto en México como en Europa, busca a un hombre de área, cuya presencia en la alineación del “Tri” para los partidos de la eliminatoria mundialista, y particularmente para el del próximo miércoles ante Estados Unidos, personifique, si no una garantía, sí, al menos, una razonable posibilidad de tener en su cuadro la única fórmula para ganar partidos: el gol.

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Puesto que ese hombre --suponiendo que exista-- aún no manifiesta su existencia, Eriksson tendría dos caminos: uno, probar todas las mezclas posibles, hasta dar con alguna que funcione; dos... decidirse a cazar “con gato”.

La fórmula sería parecida a la que utilizó Nacho Trelles hace más de 40 años.

En el Mundial de Inglaterra-66, de cara al partido contra los anfitriones, Nacho utilizó una alineación totalmente desequilibrada hacia la defensiva. El primer partido se había empatado a uno con Francia; el encuentro con Inglaterra se perdió por 2-0; el tercero era contra Uruguay: si éste se hubiera ganado, el 2-0 adverso hubiera sido, relativamente, un buen resultado: habría servido para pasar a la siguiente ronda. El proyecto se frustró porque ante los charrúas se manifestó la misma carencia que prevalece hasta hoy: faltó el gol, y la historia se escribió con un empate a cero.

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Se dirá que ese no es el estilo del futbol mexicano. Habrá quien sostenga que el “Tri” sabe atacar, pero no contraatacar; que iría contra nuestra idiosincrasia dejar la iniciativa al adversario; que los futbolistas convocados por Eriksson sólo saben salir jugando; que ni la crítica ni los aficionados les perdonarían que salieran agazapados: no con complejo de inferioridad, sino con conciencia de lo mismo.

Poco habrá de vivir quien no se entere del desenlace de esta historia. Lo cierto es que si alguien tiene la fórmula que asegure un buen resultado en la batalla en puerta, cien millones de aficionados al futbol harían gustosos una “cooperacha” para comprársela.